Respecto a superficies, el enfoque está puesto en unidades productivas mayores a 70 ha para agricultores tradicionales y sobre 200 ha en el caso de fondos de inversión.
Por: Renato Herrera Lagos
La crisis sanitaria y la incertidumbre política y económica, han contribuido a posicionar a los campos agrícolas como una opción rentable y segura para resguardar el capital. Así lo reveló un análisis de la consultora Colliers, donde se detalla que la demanda por invertir en sector económico aumentó sus cifras un 30 y 40% desde que estalló la pandemia, siendo las regiones del Maule y Ñuble las más demandadas.
Para Rodrigo Gil, gerente del Área Agrícola de Colliers, los factores asociados a este incremento en las cifras radica en que “los factores que hacen tan atractivo invertir en un campo, destaca la rentabilidad promedio que brinda un cultivo agrícola: entre 8% y un 12%; la estabilidad que ofrece el negocio y la ganancia adicional que se obtiene por la plusvalía del suelo, además de ser un mercado que se beneficia con un dólar alto”.
El ejecutivo también advierte que “hemos visto un aumento en la demanda de campos en las regiones de Maule y Ñuble, con disponibilidad de agua que asegure idealmente un mínimo de 1 litro/segundo/hectárea. Respecto de los cultivos más demandados de los últimos años para proyectos agrícolas, sobresalen el cerezo en climas donde se pueda cosechar temprano, por ejemplo, en la zona de Sagrada Familia, el avellano europeo, cítricos y paltos. Respecto a superficies, el enfoque está puesto en unidades productivas mayores a 70 has para agricultores tradicionales y sobre 200 has en el caso de fondos de inversión”.
De acuerdo a Bernardita Latorre, gerente del Área de Tasaciones Inmobiliarias de Colliers, otro de los factores tras el aumento del interés en la Región del Bíobío por reconvertir campos forestales en agrícolas, se debe principalmente a que “…se deben cumplir ciertas condiciones de topografía, aptitud de suelos y disponibilidad de agua que lo permita. En estos sectores se debe considerar para ciertos casos una inversión en mejoras de suelo y es posible que cumplan con las condiciones para plantaciones de avellanos, por ejemplo”.
A ojos de la ejecutiva, la demanda se ha mantenido al alza, ya que los campos son activos estables que no son tan afectados por situaciones coyunturales y que durante la pandemia demostraron ser una buena alternativa para inversionistas, el precio del dólar al alza en general es algo que beneficia a los productores y por el lado de los compradores de frutas extranjeros se ha visto también un aumento en el volumen de sus requerimientos.
“Los proyectos agrícolas son de largo plazo, las eventuales situaciones políticas y económicas que enfrentan los países son asumidas por las tasas de descuento usadas para evaluarlos, que además, consideran el riesgo propio del negocio agrícola que pueden deberse a problemas climáticos y situaciones de negociaciones comerciales, entendiendo que en 20 años se pueden dar este tipo escenarios, las tasas de descuento para proyectos agrícolas en los últimos años han estado entre un 9% y un 11%”, explica.
De acuerdo a Rodrigo Gil, el perfil de los inversionistas que optan por invertir en este mercado va desde personas naturales de familias que se han dedicado por generaciones a la agricultura, pasando por family offices y fondos de inversión extranjeros que buscan tanto por plusvalía como por oportunidad de negocios a través de la explotación agrícola.
El análisis de Colliers señala que: “ Los valores se han disparado debido a varios factores: Interés de fondos de inversión nacionales y extranjeros que buscan mayor estabilidad y atraídos por la rentabilidad y plusvalía del suelo, efectos del cambio climático con sequías que han afectado fuertemente y principalmente a la zona central los últimos años lo que ha llevado a agricultores a trasladar cultivos hacia la zona centro sur en búsqueda de suelos de calidad, clima y agua suficiente, y por último, debido a la expansión de las ciudades que ha reducido la cantidad de suelo disponible para desarrollo agrícola”.
De acuerdo al análisis, la zona de Ñuble lidera el aumento de precios con un 150% en los últimos 7 años. Le sigue Maule con un 125%, Bíobío y Los Lagos con un 100% respectivamente. En la Región Metropolitana el incremento ha sido de 45%, En O´Higgins de 40% y Valparaíso de 15%. “La proyección es que estas zonas continuarán realizándose en los próximos años con especial énfasis en los campos que poseen un buen caudal hídrico”, concluye el estudio.
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