A sólo semanas de que asuma la Presidencia de EE.UU., recuerdan que el magnate y sus asesores se comprometieron a apoyar todas aquellas políticas que garanticen crecimiento y una menor regulación, lo que representa una oportunidad para este mercado.
Por Leonardo Núñez
A tres semanas de que Donald Trump asuma de manera oficial la Presidencia de Estados Unidos, ceremonia fijada para el 20 de enero en el Capitolio de Washington DC, los analistas siguen con atención la reacción del mercado inmobiliario, sobre todo en aquellas áreas de inversión menos tradicionales.
Trump y sus principales asesores durante la campaña se comprometieron a apoyar todas aquellas políticas que garanticen crecimiento económico y una menor regulación, especialmente en el sector financiero, lo que podría dar un fuerte impulso a la tokenización inmobiliaria.
“Con su llegada, el panorama es positivo, pues su administración propone crear un entorno favorable para el desarrollo y la adopción de tecnologías como la tokenización. Esto significa que podrían surgir más oportunidades para que la gente común invierta en activos tokenizados”, sostiene un análisis de Kii Global, compañía Latinoamérica especializada en ecosistema blockchain para finanzas de mercados emergentes.
En la misma línea, Daniel Pardo, CEO de Wbuild, ha sostenido que “se anticipa que su administración promoverá una economía más liberal, con reducciones de impuestos y desregulación, lo que dinamizaría el entorno económico y las inversiones. Menos barreras burocráticas y un marco impositivo más bajo permitirían mayor rentabilidad en proyectos inmobiliarios, volviendo el mercado estadounidense más atractivo”.
“En ese sentido, la tokenización de activos inmobiliarios ofrece una solución relevante, permitiendo diversificar el riesgo, aumentar la liquidez de las inversiones y dar acceso a oportunidades que antes eran exclusivas para los grandes capitales”, opinó el ejecutivo en DF.
La comercialización de tokens o activos digitales asociados al arriendo y venta de propiedades, se remonta a los primeros años de la tecnología blockchain, en torno a 2010. Este mercado consiste en la digitalización de cualquier activo del mundo real que luego se divide en partes más pequeñas que se denominan tokens. Así, quien es dueño de un token adquiere el derecho a percibir las rentabilidades por el arriendo y por la plusvalía de esa propiedad.
Un informe que la consultora Boston Consulting publicó en 2022, estimó que la tokenización de activos va a representar el 10% del PIB mundial en 2030.
Pedro Gutiérrez, director regional para Latinoamérica de Peersyst Technology, sostiene que la tokenización de bienes raíces con tecnología blockchain está cambiando drásticamente la inversión en el sector, permitiendo que una amplia gama de personas “participen en el mercado inmobiliario y se beneficien de sus rendimientos”.
En el sector inmobiliario de América Latina también está mostrando un papel destacado, con una participación sólida que se estimó en alrededor de US$ 115 mil millones en 2022. Para el período 2023 a 2028, el mercado experimentará una tasa de crecimiento anual compuesta del 4.20%, sostiene Gutiérrez.
En el caso de Chile, “ha evolucionado lento pero con pasos firmes”, señaló a nuestro medio Felipe Godoy, abogado y cofundador de Grupo Wolf: “Actualmente hay varios actores en el mercado que están ofreciendo soluciones de tokenización de activos en bienes raíces, tanto en Chile como en el extranjero. Ello demuestra que hay un interés de las empresas en crear soluciones innovadoras que permita destrabar la contracción que existe en el sector”.
Para Kii Global, la posibilidad de invertir en activos de alto valor sin tener que comprar el activo completo representa una verdadera democratización de las inversiones. “La administración de Donald Trump podría acelerar esta transformación en los mercados, haciendo que la tokenización de activos llegue a ser parte de nuestras opciones de inversión cotidianas”, sostiene la compañía.
A partir de 2025 sabremos si la presidencia de Trump cumple con las expectativas y se afianza la democratización de la inversión inmobiliaria.