Expertos destacan el valor de los activos reales como herramienta clave para resguardar patrimonio y fomentar el desarrollo territorial en un contexto de incertidumbre global.
Por Leonardo Núñez
En un escenario actual marcado por la incertidumbre económica, las tensiones comerciales a nivel global y la reciente corrección bursátil –que en Chile llegó a repercutir con una caída del IPSA en –3,35% (jornada del 7 de abril)–, se han encendido las alarmas entre inversionistas.
Frente a esta volatilidad financiera, combinadas con expectativas de baja de tasas, se está generando un renovado interés por los activos reales, como terrenos, desarrollos inmobiliarios y formatos comerciales, que ofrecen no solo estabilidad, sino también una rentabilidad predecible y con impacto tangible.
“Estamos ante un punto de inflexión”, sostiene a nuestro medio Joaquín Konow, Gerente de Desarrollo de EBCO Desarrollo y Rentas, quien advierte que el entorno actual obliga a repensar las estrategias de inversión con foco en lo concreto.
“La revalorización de los activos físicos vuelve a posicionar al sector inmobiliario como una clase de activo estratégica, con trazabilidad, control operativo y menor exposición a shocks globales”, indica.
La caída del IPSA y el reajuste de tasas han dejado en evidencia la fragilidad de una excesiva exposición a activos financieros volátiles. Frente a ello, los activos inmobiliarios bien ubicados —especialmente aquellos con vocación comercial y proyección territorial— se consolidan como instrumentos clave para mitigar riesgos y capturar valor en el largo plazo.
“Más allá de resguardar capital, los activos reales permiten construir rentabilidad con fundamentos operativos sólidos y con un componente territorial que trasciende el puro retorno financiero”, enfatiza Konow.
Las cifras también respaldan este cambio de tendencia. De acuerdo con el informe Latam Investor Sentiment Survey de CBRE (febrero 2025), un 55% de los inversionistas en Chile proyecta aumentar sus adquisiciones inmobiliarias este año, principalmente en segmentos como retail, multifamily e industrial.
“El capital se está moviendo hacia donde puede encontrar estabilidad y retornos menos expuestos a la volatilidad global. En un ciclo de tasas descendentes, los activos reales ganan terreno como herramienta patrimonial efectiva y resiliente”, comenta el ejecutivo.
El ingeniero comercial Jaime Villouta, director de Sur Profundo, va más allá. Estima que la crisis de incertidumbre es una buena oportunidad para la inversión inmobiliaria en Chile.
“Los nuevos aranceles impulsados por Donald Trump, que elevan el promedio de tarifas a un 22% –el más alto desde 1909– están generando incertidumbre global, caída de mercados y frenando eI comercio internacional. En este contexto, Chile puede emerger como un destino atractivo para la inversión, especialmente en el mercado inmobiliario”, sostuvo en la Prensa Austral.
“Nuestro país proyecta un crecimiento del 3,9% en construcción para 2025 (CLP 17,21 billones), con un fuerte impulso hacia desarrollos sostenibles, estimados en EUR 1.820 millones. En tiempos de volatilidad global, la estabilidad macroeconómica y la seguridad jurídica chilena se transforman en ventajas competitivas claras para la atracción de capitales. Lo que para algunos es crisis, para Chile puede ser una oportunidad”, añade.
Además de sus ventajas financieras, la inversión inmobiliaria bien planificada también genera impactos concretos en los territorios donde se desarrolla. “Una visión estratégica permite activar empleo, atraer servicios y revitalizar zonas urbanas. En un año electoral, donde el desarrollo local vuelve a estar en el centro del debate, estos proyectos adquieren una relevancia aún mayor”, afirma Konow.
En tiempos de guerra arancelaria, ajustes de mercado y tensiones globales, la inversión en activos reales vuelve a posicionarse como un refugio estratégico para los patrimonios, pero también como un motor de desarrollo con impacto real en los territorios.