Por Diego Simonetti, gerente comercial de Sinergía
Chile se autoimpuso el desafío de ser carbono neutral para el año 2050. Se trata de una meta ambiciosa, donde el sector inmobiliario juega un papel fundamental. A finales de 2022 nuestra industria era responsable de cerca del 40% de las emisiones de gases de efecto invernadero a nivel mundial. Sin embargo, hoy por hoy nuestro país ha dado pasos importantes para lograr su reducción.
Pero ¿qué se ha hecho en concreto?: las edificaciones nacionales pueden generar su propia energía, la cual puede utilizarse tanto para consumo como para entregar excedentes a la red. Pero, aunque las inmobiliarias que operan en Chile han demostrado avances en el camino a la sostenibilidad, todavía estamos muy lejos de lo que otros países desarrollados están haciendo de la mano de políticas públicas que las incentivan económicamente, las motivan a hacer cambios o les imponen obligaciones en ciertos ámbitos.
Y es que no basta sólo con el ímpetu de quienes están detrás de las inmobiliarias, también es necesario trabajar en un plan conjunto con el Estado. En nuestro país, las pocas regulaciones que existen aún son deficientes.
De las pocas cosas que se ven hoy están las certificaciones energéticas que van desde A+ hacia delante, una medida más bien orientada al cliente final, no como una obligación para las inmobiliarias, pese a que hoy los bancos entregan mejores condiciones al comprador que opta por un proyecto con mejor certificación, lo que repercute indirectamente en el valor de las soluciones.
No obstante lo anterior, sigue siendo una iniciativa privada que destaca frente a la ausencia de iniciativas públicas, ¿por qué no mejorar la sostenibilidad aplicando beneficios a quienes construyan un proyecto carbono neutral? Mientras esperamos a que el Estado acelere el paso, los privados debemos seguir construyendo una industria más sustentable ladrillo a ladrillo.
En este contexto la digitalización -acelerada por la pandemia- nos llevó a cambiar radicalmente la forma en que hacíamos muchas cosas. Muchos dejamos de abusar del uso del papel, trasladando los folletos, cotizaciones, reservas, promesas, escrituras y estudio de títulos impresos a la nube.
De hecho, las inmobiliarias más modernas –como Sinergía- hoy firman muchísimas promesas de compraventa utilizando firma electrónica, un servicio que -de la mano de las startups y regulado desde 2002 por la Ley N° 19.799- continúa ganando terreno en nuestro país. Así, el desafío pendiente, termina siendo el eliminar el papel en las escrituras públicas y en todo lo que tenga que ver con notarías y bancos, y sin duda, para allá vamos.
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