Por: Alejandra Lutfy Pérez / Ingeniera en Construcción / Magister en Ingeniería Industrial y sistemas / Presidenta Corporación Mujeres en Construcción-MUCC / Head Of Quality Management – Quality Control.
Como presidenta de una corporación en la industria de la ingeniería y construcción, he sido testigo de cómo la inclusión de mujeres en roles técnicos, profesionales y directivos ha comenzado a transformar este sector tradicionalmente masculino. A pesar de estos avances, las mujeres continúan enfrentando barreras significativas que obstaculizan su plena integración y reconocimiento en la industria.
Las mujeres en estas industrias no solo desafían las normas de género, sino que también, aportan perspectivas y habilidades únicas que son esenciales para la innovación y el crecimiento sostenible de nuestro sector. Sin embargo, una de las principales barreras que persisten es la resistencia de algunos hombres a aceptar voces femeninas en posiciones de autoridad.
Esta resistencia se manifiesta en actitudes que intentan silenciar o desacreditar las contribuciones femeninas, arraigadas en estereotipos de género obsoletos y una cultura corporativa que ha favorecido históricamente los rasgos masculinos como sinónimos de competencia y liderazgo.
Sumado a todo lo anterior, cuando una mujer se expresa con seguridad y firmeza, a menudo es etiquetada de manera peyorativa como “enojona” o “demasiado emocional”. Este doble estándar no solo socava la profesionalidad de las mujeres, sino que también perpetúa un ambiente laboral donde su capacidad de liderazgo es constantemente cuestionada y subestimada.
Desde una perspectiva económica, la inclusión de mujeres en puestos directivos y técnicos promueve la equidad e impulsa el crecimiento económico. Las organizaciones con diversidad de género en sus liderazgos tienden a superar a aquellas que carecen de ella, demostrando mejores rendimientos y toma de decisiones más efectivas.
En cuanto a los estilos de liderazgo, aunque las mujeres líderes tienden a ser más inclusivas, democráticas y consultivas, también exhiben cualidades tradicionalmente asociadas con los líderes masculinos, como la asertividad y la toma de decisiones. Estas habilidades demuestran que las mujeres están igualmente capacitadas para liderar, desafiando las expectativas y estereotipos convencionales.
En América Latina, a pesar de los avances en la participación femenina en la fuerza laboral, las mujeres aún enfrentan desafíos significativos para acceder a roles directivos, especialmente en las grandes empresas. Los estereotipos de género y las barreras institucionales y sociales limitan su progreso.
A medida que más mujeres asumen cargos de liderazgo y demuestran su capacidad, es imperativo que las organizaciones reconozcan y aborden proactivamente estas barreras para aprovechar plenamente el potencial de un liderazgo diversificado.
La igualdad de género en el ámbito laboral no es solo una cuestión de justicia o moralidad, es también una estrategia esencial para el crecimiento sostenible y la innovación. Al desmantelar las barreras que impiden que las mujeres avancen en industrias dominadas por hombres, estamos abriendo puertas a nuevas ideas y perspectivas que pueden conducir al éxito de toda la industria.