Por: Diego Carpentier, gerente general Hidrogestión.
El riesgo hídrico puede tener distintas caras. La más conocida es la sequía o déficit de agua, pero también hay otras asociadas a los daños provocados por exceso de este recurso. Para evaluar y prevenir el peligro de inundaciones, se necesita un estudio hidrológico junto con una modelación hidráulica en los cauces naturales y artificiales, cercanos para conocer dónde se encuentran las áreas inundables del territorio, con qué frecuencia y magnitud se producirá la inundación y cuánto tiempo se mantendrá inundado el sector.
Igualmente se debe contemplar como en qué época del año se puede esperar que ocurran inundaciones, antes de solo pensar en construir y expandir nuestras ciudades. Así, caracterizar la zona de estudio desde la geología, climatología, hidrología y vegetación del sector en riesgo, entre otros factores relevantes para determinar las zonas que podrían verse afectadas por inundaciones.
Es fundamental para la toma de decisiones en la planificación urbana o de manejo de cauces, la gestión del agua y la reducción de daños potenciales. Actualmente, los estudios de inundabilidad se desarrollaron intensamente para tsunamis, post terremoto 2010, brindando información para toda la zona costera con mapas desarrollados por el SHOA, no así aquellos que abarquen crecidas de ríos, donde solo se tienen estudios puntuales como son el caso de la Región Metropolitana y Cachapoal.
Ejemplos relevantes de este tipo de estudios que hemos realizado en materia de planificación urbana han sido los correspondientes a Data Centers en las comunas de Colina y Pudahuel; otros como parques fotovoltaicos en las regiones de Antofagasta y Copiapó; la ZDUC Santo Tomás, emplazada en una zona de afloramiento de agua subterránea en la localidad de Lampa, donde el proyecto inmobiliario residencial que contempla la construcción de 13.000 viviendas en un horizonte de planificación de 15 a 20 años para los estratos D, C3 y C2b, representa la continuación natural del crecimiento de la comuna de Quilicura.
Y los distintos proyectos inmobiliarios que requieren de estos estudios para determinar el riesgo de inundaciones, frente a la probabilidad de tormentas particularmente grandes, con definición de los sistemas para evacuar esas aguas y de las soluciones de mitigación en caso de crisis, ambos requisitos esenciales para tramitar su aprobación con la Dirección General de Aguas (DGA).
Como parte del estudio de inundabilidad, se integran el estudio hidrológico, geomorfológico e hidráulico, en los que se detallan las características particulares de las cuencas de los cauces principales del sector, los caudales obtenidos y cómo esto puede afectar al terreno en estudio. De esta forma, la información obtenida permite la implementación de medidas de prevención, como la construcción de infraestructuras de drenaje adecuadas, de protección del cauce o la creación de planes de evacuación en caso de inundaciones no manejables.
Si bien un estudio de riesgo de inundación no puede predecir con certeza cuándo ocurrirá una inundación específica, proporciona una evaluación de los posibles escenarios y ayuda a tomar medidas preventivas, justamente las que hemos echado en falta frente a las lluvias de magnitud de los últimos años, de manera de ordenar el crecimiento y el cambio urbano de manera sostenible y segura para sus habitantes.
