
Por: Uwe Rohwedder, Director Arquitectura U. Central y miembro del Consejo de Políticas de Infraestructura.
El “Día de la mujer” que viene a conmemorarse este 8 de marzo, da para pensar en que nuestras ciudades han sido construidas a partir de concepciones clásicas, repetitivas y de desarrollo muy lineales (generalmente elaboradas por hombres). Esto me lleva a referirme a Jane Jacobs, genial urbanista y activista social quien en su libro “Muerte y vida de las grandes ciudades” (1961), planteó la idea de humanizar las urbes.
Para Jacobs una calle segura es la que propone una clara delimitación entre el espacio público y el privado. La idea es que las manzanas no fueran muy grandes y que se generaran numerosas esquinas y cruces de calles, donde los edificios miren hacia la acera para que muchos ojos las custodien.
En esa línea, las mujeres planifican y gestionan su movilidad cotidiana casi siempre con más dificultades, tanto por su necesidad de realizar actividades de cuidado y crianza.
Hace varios años se ha trabajado la “Arquitectura feminista” como una perspectiva diferente en el diseño que permite atender y mejorar las condiciones de las mujeres en los distintos lugares en los que deben desempeñarse a diario, con el fin de que su experiencia sea posibilitadora (más que condicionante).
A nivel de las infraestructuras, este enfoque se podría materializar en diseñar y concebir los espacios adecuados con mejor accesibilidad y proximidad. Desde una mirada inclusiva, se busca justamente incorporar aspectos de integridad, seguridad, proximidad y facilitar la caminabilidad y la movilidad.
Esto, para volver a insistir que nuestras ciudades deben alcanzar objetivos más humanos que permitan el encuentro, lo que podría llevar finalmente a la “felicidad espacial”.
Es por eso que resultan clave las acciones participativas en que la voz femenina tiene mucho que decir a la hora de implementar proyectos de infraestructura en las comunas. Se requiere una nueva participación para que estas visiones puedan concretarse y generar mejores lugares donde la inclusividad sea parte del diseño.
La idea es que en las discusiones en torno a iniciativas para las urbes participen el sector público, el privado y, activamente, las personas.
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