El caso de Valentina Correa y la toma de terrenos en Quilpué es un ejemplo complejo de cómo el peso mediático y las consecuencias trágicas, pueden influir en la resolución de conflictos relacionados con la propiedad privada y la seguridad.

Para poder dimensionarlo, importante es tener un poco de contexto, como que esta toma de terrenos en Quilpué se inició en un terreno propiedad de Alejandro Correa, quien fue asesinado en 2020 por un sicario contratado por Renato López, quien alentó la ocupación de los terrenos.

También, es fundamental para comprender lo que aquí se quiere exponer, lo relevante de hacer visible el rol de Valentina Correa, la hija del empresario asesinado, que ha sido una voz importante en el tema de las usurpaciones urbanas y ha trabajado para esclarecer los hechos y buscar justicia. Sin ella, seguramente la aguja no se hubiera movido hasta donde ha llegado hoy.

Es preocupante percatarse que sólo gracias al rol de alguien que pone en la palestra pública un caso, se logra impactar desde el peso mediático; que únicamente producto de la cobertura significativa, especialmente después del asesinato que, aunque fue un desenlace lamentable, generó conmoción y atención pública, se logra presionar al Estado para que tome medidas efectivas para proteger la propiedad privada y hacer justicia.

Así, después de un largo proceso judicial, se logró una orden de demolición de las casas en la toma, lo que finalmente se llevará a cabo. Pero ¿qué pasa con todo lo que ha significado para la familia de la víctima? Valentina ha tenido que enfrentar desafíos enormes en su búsqueda de justicia y recuperación de los terrenos, incluyendo la falta de voluntad política y la complejidad del sistema judicial.

Es una lección que debemos aprender como sociedad, más allá de quién esté gobernando, porque con este caso que destaca por la importancia en la cartera de seguridad y de protección de la propiedad privada en Chile, así como por la necesidad de abordar las causas profundas de las usurpaciones urbanas, deberíamos poder tener respuestas más ágiles y contundentes respecto a la toma de terrenos sin consecuencias tan dramáticas.

En resumen, sólo subrayar y agradecer la importancia de la perseverancia y la determinación de las víctimas y su familia, en la búsqueda de justicia y reparación. El caso de Valentina Correa y la toma de terrenos en Quilpué, es un ejemplo complejo de cómo el peso mediático y las consecuencias trágicas, pueden influir en la resolución de conflictos relacionados con la propiedad privada y la seguridad, que esperamos no se vuelva a repetir.

La resolución del caso es un paso importante hacia la justicia y la protección de los derechos de propiedad, pero también, es una advertencia sobre la necesidad de abordar las causas profundas de las usurpaciones urbanas, de cara a mejorar la respuesta del Estado ante estos conflictos.