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5 septiembre, 2025 /

Invertir en conservación: una estrategia rentable y necesaria

Por:  Mario Anfruns Bustos, Arquitecto.

En un contexto global cada vez más marcado por la crisis climática, la pérdida de biodiversidad y la presión sobre los recursos naturales, la conservación ha dejado de ser una mera acción filantrópica para transformarse en una oportunidad estratégica de inversión. Preservar ecosistemas clave no solo protege nuestro patrimonio ambiental, sino que también puede traer retornos económicos tangibles y sostenibles.

Ecosistemas como bosques, humedales o islas prístinas desempeñan funciones esenciales: regulan climas, capturan carbono, sostienen biodiversidad y alimentan economías locales. Cada hectárea protegida es un activo que puede acceder a mercados emergentes como los créditos de carbono, el turismo ecológico o el financiamiento verde.

Además, la conservación diversifica portafolios con activos resilientes frente a la volatilidad de los mercados convencionales, y varias grandes instituciones han comenzado a integrar estos territorios como parte de sus estrategias de inversión de largo plazo.

Un caso emblemático y reciente lo representa Isla Guafo, en el archipiélago de Chiloé, una zona de altísimo valor ecológico con bosques nativos, rutas migratorias de ballenas azules y pingüinos, y la mayor colonia de petreles negros del mundo. En junio de 2025, la ONG Re:wild, cofundada por Leonardo DiCaprio, adquirió la isla con el objetivo de conservarla.

Este hecho no solo resguarda un ecosistema clave, sino que también ejemplifica cómo las inversiones en conservación pueden derivar en legado ambiental, protección territorial y colaboración público-privada, además de generar expectativas de desarrollo sostenible en torno al ecoturismo, la educación ambiental y la investigación científica.

Si queremos que modelos como este se multipliquen, los beneficios de invertir en conservación deben ser palpables tanto para inversionistas como para comunidades y el Estado. Es necesario avanzar en incentivos tributarios que reconozcan el aporte ecológico, en acceso preferencial a financiamiento verde y mercados de créditos de carbono, y en mecanismos de reconocimiento social y regulatorio que posicionen a quienes apuestan por este camino como actores responsables y generadores de valor.

Asimismo, la participación activa de comunidades locales e indígenas es clave para otorgar legitimidad y confianza a estas iniciativas. Chile, y especialmente la Patagonia, cuentan con ecosistemas estratégicos que pueden atraer capital comprometido con el desarrollo sostenible. Invertir en conservación no debería interpretarse como un costo país, sino como una industria emergente con impacto económico, social y ambiental.

En definitiva, invertir en conservación es apostar por agua, seguridad alimentaria, biodiversidad y resiliencia climática. En otros casos se demuestra que este modelo sí puede concretarse con resultados concretos y transformadores. El desafío ahora es generar un marco normativo y financiero que potencie estas iniciativas y convierta a Chile en un líder mundial en inversión verde.

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