Humedales: compromiso multisectorial en vías de la sostenibilidad
Tras los numerosos casos y los identificados como los más polémicos, de construcciones sobre humedales, donde regiones como las del Biobío se han visto severamente afectadas, revisar posibles soluciones se hace una necesidad inminente.
La construcción en humedales es un tema complejo, sin duda alguna, sobre todo cuando pensamos en todo lo que se hizo de manera retroactiva, ya que son ecosistemas frágiles y vitales para la conservación de la biodiversidad y el equilibrio ecológico.
La construcción en humedales puede tener impactos negativos significativos en el ecosistema, incluyendo la pérdida de hábitat para especies animales y vegetales, la interrupción de los ciclos naturales del agua, la degradación de la calidad del agua y la pérdida de la capacidad de los humedales para proporcionar servicios ecosistémicos como la filtración de agua y la protección contra las inundaciones.
Debido a estos impactos negativos, muchas legislaciones y regulaciones ambientales prohíben o restringen estrictamente la construcción en humedales, pero son en nuestro caso, regulaciones incipientes y hasta la fecha con bastante vacíos legales, donde en algunos casos, se permite la construcción en humedales si se lleva a cabo de manera cuidadosa y se toman medidas para mitigar los impactos negativos.
Esto puede incluir la implementación de técnicas de construcción sostenible, la restauración de áreas degradadas por la construcción y la compensación por la pérdida de hábitat mediante la creación de nuevos humedales u otras medidas de conservación.
En general, se considera que la protección de los humedales es fundamental para la conservación de la biodiversidad y la sostenibilidad ambiental, por lo que la construcción en humedales, debe abordarse con precaución y considerar cuidadosamente sus impactos a largo plazo. Es importante tomar medidas para minimizar el impacto negativo de las construcciones en estos territorios, pero ¿qué pasa con los proyectos que ya se levantaron?.
Algunas recomendaciones incluyen en caso de que la construcción sea inevitable o ya esté en pie, realizar evaluaciones de impacto ambiental para comprender y mitigar los posibles efectos en el ecosistema del humedal; utilizar diseños y técnicas de construcción que minimicen la alteración del hábitat natural del humedal y que sean resistentes a las condiciones cambiantes de los humedales, como la inundación y la erosión.
También se debe tener conciencia de la importancia de restaurar o crear hábitat adicional, con el fin de compensar cualquier pérdida de hábitat causada por la construcción; de la misma forma se debería implementar medidas de conservación y gestión de humedales, tal como sería la creación de zonas de amortiguamiento y la protección de corredores biológicos, que puedan preservar la biodiversidad del humedal.
En última instancia, es importante considerar la importancia de conservar los humedales como ecosistemas importantes para la vida silvestre, la regulación del agua y la mitigación del cambio climático al tomar decisiones sobre construcciones en estas áreas.
En definitiva nadie duda que es fundamental una ley de humedales urbanos clara, pero tal como anunció el año pasado la CChC, se debe considerar de igual manera, que no frene la construcción de viviendas para enfrentar la crisis habitacional. Por su parte, las empresas deben comprometerse a ser responsables con los permisos medioambientales requeridos y las políticas en vía de la sostenibilidad.