Por Cristián Martínez, fundador de Crece Inmobiliario, Ingeniero Comercial, Magister en Administración de Empresas de IEDE y Master de Administración de Empresas en la Universidad de LLeida
La reciente orden de liquidación emitida por la justicia hongkonesa hacia el gigante inmobiliario chino Evergrande, es otro hito que se suma a la crisis financiera que ha envuelto a la empresa durante más de un año. La compañía está actualmente en una encrucijada legal y financiera, teniendo aún la posibilidad de apelar.
Los números llegan a ser impresionantes. La deuda de Evergrande es similar que a la deuda externa de Rusia y es que esta empresa ha sido un pilar fundamental en el negocio inmobiliario chino, representando esta industria aproximadamente el 25% de los ingresos del país. La pregunta ahora es si un eventual colapso, podría desencadenar una crisis similar a la de Lehman Brothers en Estados Unidos en 2008.
Hasta el momento, el impacto se manifiesta de manera dual. Por un lado está la perspectiva económica, dado el tamaño colosal de Evergrande, y por otro, a nivel individual la empresa construía 1.5 millones de viviendas al año.
Esto, porque la cultura China se caracteriza más por la preferencia de la propiedad sobre el arrendar, lo que en la práctica, implica que un gran número de ciudadanos se enfrentarán a la pérdida de sus hogares. De hecho, la compañía se financió en gran medida mediante la compra de propiedades por parte de los habitantes.
Desde una perspectiva extranjera, muchas empresas también se ven afectadas, aunque algunas ya han internalizado las pérdidas. El impacto de Evergrande en la economía mundial ha evolucionado desde las primeras señales en 2021, y en lugares como Estados Unidos, las deudas asociadas ya están contabilizadas.
Sin embargo, otros países podrían enfrentar repercusiones más severas, especialmente debido a las tensiones políticas entre China continental y Hong Kong. La incertidumbre sobre si China permitirá que Evergrande colapse o buscará salvarlo introduce variables importantes.
En nuestro caso, al ser una economía tan dependiente del cobre, esta situación adquiere una dimensión adicional, dado que la disminución de la demanda interna en China podría afectar la demanda del cobre, elemento vital para la economía chilena.
Eso sí, aunque los precios puedan verse afectados, la magnitud del impacto podría no ser tan catastrófica como se teme inicialmente. Los analistas y empresas ya han internalizado la posibilidad de la caída de Evergrande en sus industrias paralelas, lo que podría atenuar el golpe. Empero, queda por ver el verdadero alcance del impacto en China y cómo resonará en el resto de los países.
Este es un rompecabezas global que afectará a naciones, industrias y ciudadanos de diversas maneras. La economía mundial está interconectada, y la resolución de esta crisis requerirá una colaboración y adaptabilidad cuidadosas para mitigar los daños y allanar el camino hacia la estabilidad financiera.
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