En un mundo donde cada vez se nota más el cambio climático y sus consecuencias, la madera florece como la opción que reduce las emisiones de carbono e incorpora grandes beneficios de costos y confort. Eso es lo que la madera masiva, conocida como “Mass Timber”, pretende reducir, ya que los árboles capturan C02 de la atmósfera y lo integran a la madera. “Mass Timber” se le llama al uso de varios productos como el CLT o las vigas laminadas, en la construcción de edificios en madera o en el uso de gran cantidad de madera en ellos.
La fabricación de cemento y hormigón es responsable de alrededor de un 8% de las emisiones contaminantes globales, mientras que la del acero lo es de un 5%. Para la producción de este último, se necesitan enormes hornos y fundiciones, utilizando una gran cantidad de combustibles fósiles que liberan CO2 a la atmósfera.
En esa lógica, “Mass Timber”, parece ser la única alternativa viable para no seguir causando problemas al medioambiente. Su principal componente es natural y ha sido un fiel acompañante durante muchos siglos de la humanidad, con la cual hoy, junto a las bondades de la tecnología, es posible reducir sus desperdicios y sus costos, abriendo la posibilidad de una producción en masa de viviendas y edificaciones. Asunto que ha despertado el interés y la creatividad de la comunidad constructora.
Este recurso tiene un amplio abanico de ventajas. Primero, se comporta bien ante el fuego. Uno de los grandes mitos a desmentir sobre el uso de madera en la construcción. Durante un incendio, la capa exterior de un panel de CLT se carboniza y se convierte en una manta protectora, evitando que el fuego alcance las otras internas, no quemadas, durante un periodo de tiempo (a razón de un 1mm por minuto). Revestir el CLT internamente con paneles de yeso puede agregar más protección.
La alternativa también permite que los edificios se construyan más rápido, con menores desperdicios y costos de mano de obra, realizándose mayormente en fábrica con máquinas de control numérico por computadora (CNC) que permiten cortes de precisión.
Este tipo de construcción es más rápida, donde la velocidad se correlaciona con ahorros y posibles ingresos. Ya sea que los proyectos sean una oficina, una escuela, una residencia de estudiantes, un condominio u hotel, es posible comprobar este punto al ser elementos prefabricados, siendo posible ensamblarlos con menos trabajadores, los cuales incluso pueden dirigirse a situaciones más complejas de resolver, como las áreas estrechas o con difícil acceso.
Otro atributo es su desempeño en los terremotos, probándose su eficacia al dar con la rigidez, resistencia y ductilidad suficiente para resistir los sismos e incluso los vientos de alta intensidad. Y continuando con las ventajas, se ha comprobado su contribución al bienestar y la comodidad de las personas, adaptándose a los diseños energéticamente eficientes gracias a su baja conductividad térmica, en comparación a otro tipo de construcciones. Por ejemplo, pueden mejorar la eficiencia de un muro, dada su mejora sustancial en pérdidas de calor e infiltraciones de aire, logrando grandes estándares de confort. Lo anterior se traduce en vivir cómodamente, en una edificación que ofrece bajos gastos de calefacción, en invierno o verano.
En mis 11 años de experiencia en Rothoblaas, he logrado entender que el futuro es, definitivamente, de los edificios en madera, los cuales resuelven problemáticas de manera sostenible. Algo muy importante hoy en día y que se refrenda en nuestras soluciones en uniones estructurales de madera, en sellos de infiltraciones acústicas y de aire, junto con más de cinco mil productos orientados a este tipo de construcción.
Comprometidos con el desarrollo de la construcción en madera, trabajamos para encontrar soluciones innovadoras que ayuden al crecimiento de la industria, mediante la simplificación y la mejora de los rendimientos. El objetivo es impulsar cada vez más la tecnología Mass Timber, pues creemos que cuando más se adopte, habrá significativas mejoras en el planeta.
No me caben dudas de que la madera es el material de construcción del futuro, al ser renovable, eficiente, resistente y sostenible, siendo utilizada durante largos años y que ahora, gracias a los avances de los sistemas constructivos, está preparada para protagonizar la manera en que construimos como humanidad.
Por: Mariano Garcés, Director General Rothoblaas Chile