Por: Ricardo Flores Barrera, MBA, Ingeniero Civil Universidad de Chile y Gerente de Desarrollo del IDIEM.
En los últimos años la industria de la construcción en Chile, ha enfrentado una serie de desafíos que han tenido un profundo impacto en su dinámica y crecimiento, tales como la reducción de la inversión, la complejidad en la obtención de permisos y el bajo crecimiento en productividad.
Uno de los aspectos más preocupantes es la disminución en el número de proyectos nuevos. Según el último informe MACh 65 de la CChC, la inversión en obras de infraestructura y edificación ha experimentado una caída sustancial del 4%, con perspectivas negativas para el año 2024. Esto afecta tanto a grandes constructoras, como a pequeñas y medianas empresas del sector.
También vemos con mayor frecuencia, aparición de empresas internacionales que participan en proyectos de infraestructura con propuestas competitivas y buen nivel de tecnología. Ante lo expuesto, en el Idiem nos planteamos la pregunta: ¿cuál es la principal capacidad que la industria de la construcción debería potenciar para enfrentar de mejor forma el futuro?
En una pequeña encuesta en LinkedIn, propusimos cuatro alternativas: Creación de valor inteligente y eficiente; Conexión, colaboración y agilidad orientada al cliente; Atracción de talentos y desarrollo de una cultura de innovación, y/o; Sustentabilidad en todo ámbito.
Participaron 134 profesionales de la industria con una representación del 40% de mujeres, destacando que la capacidad principal que debe potenciarse es “atraer talento y desarrollo de una cultura innovadora”, con un 34% de preferencias.
Muy cerca, con un 32%, se ubicó la opción de “sustentabilidad en todos los ámbitos”. Aunque las opciones restantes no lideraron la votación, cada una alcanzó entre un 16% y un 18%, lo cual indica que no solo se trata de talento e innovación, sino también, de repensar la operación, conexión y creación de valor dentro de la industria.
A mi juicio, las empresas del futuro se caracterizarán por los siguientes elementos: centradas en el cliente y en la necesidad que resuelven; focalizadas en la construcción eficiente de valor; digitalizadas, datacentricas y ciberseguras; conectadas y colaborativas; con una marcada cultura de innovación y servicio; atractivas para los talentos y profesionales, con fuerte liderazgo y un claro propósito, y por supuesto; sin descuidar la sostenibilidad.
Ningún trabajo será igual después de la IA, lo mismo pasó con la electricidad y la revolución industrial. Los problemas complejos no pueden ser resueltos con las mismas capacidades con que se llegó al problema, es necesario desarrollar nuevas capacidades o bien, crear redes.
Aún tenemos mucho que avanzar para alcanzar con éxito el desafiante futuro. Avancemos juntos.