Los planes reguladores comunales (PRC) en Chile, son instrumentos de planificación territorial que establecen las normas y direcciones, para el uso y ocupación del suelo de cada una de las comunas que en sólo en la Región Metropolitana son 52. Su objetivo principal es la organización del crecimiento urbano, así como promover un desarrollo ordenado, fomentar la sustentabilidad y resguardar el bienestar de cada comunidad.

Por su importancia, la CChC sacó un reciente informe donde se da cuenta de que 28 de 34 comunas que son parte del Gran Santiago, poseen PRC desactualizados y que el promedio de antigüedad de dicho instrumento es de 22 años a nivel nacional aproximadamente.

Por todo lo anterior, la pregunta per sé de cara a las próximas alcaldías, es: ¿Cuáles serán los desafíos más relevantes que enfrentan los Planes Reguladores Comunales en Chile?. Lo primero a considerar es el crecimiento urbano acelerado, puesto que muchas comunas lo están experimentando y los PRC deben ser capaces de adaptarse a estas dinámicas, sin perder de vista la calidad de vida de los habitantes ni el cuidado del medio ambiente.

De lo mismo se despliega el siguiente punto, con efectos del cambio climático, como el aumento de las temperaturas, intensificación de lluvias y sequías, que van a demandar que los PRC incluyan medidas de mitigación y adaptación. Esto implica una recalibración en la planificación espacial para evitar riesgos y promover la resiliencia urbana.

Nuevamente la participación ciudadana, será un desafío no menor en cuánto a los objetivos de inclusión y darle voz a los ciudadanos, para la elaboración y revisión de los instrumentos de planificación. Es un tema complejo y puede ser poco efectivo, dado que muchas personas no están informadas sobre el sistema de planificación o no tienen acceso a los espacios de participación.

Lo que nos hace pensar en la desigualdad territorial que existe entre distintas comunas y sectores dentro de una misma comuna, lo que se refleja en el acceso a servicios, infraestructuras y espacios públicos. La responsabilidad de los PRC, es abordar estas desigualdades para garantizar un desarrollo equitativo.

Lo mismo con el integrar criterios de sostenibilidad en estos instrumentos. Hoy más que nunca se ha vuelto fundamental promover un equilibrio entre el desarrollo urbano y la conservación del medio ambiente. Esto incluye la gestión adecuada de recursos naturales y la protección de áreas verdes.

La planificación debe asegurar que haya una adecuada infraestructura y servicios básicos para toda la población, lo que incluye transporte, salud, educación y agua. A menudo, el crecimiento desordenado puede generar problemas de dotación de servicios. Algunos PRC son antiguos y no reflejan las realidades actuales ni las necesidades de las comunas. La actualización de estos instrumentos es fundamental para responder a los nuevos desafíos urbanos.

Igualmente, la planificación debe incluir la protección y preservación de sitios de valor histórico y cultural, así como promover un desarrollo que respete y potencie la identidad local.

Y para ir redondeando, evidentemente, se requiere un marco legislativo que permita una mayor autonomía a las comunas en la toma de decisiones sobre su desarrollo urbano, así como recursos que faciliten la implementación de sus PRC. Esperemos que la utilización de tecnologías de información geográfica (TIG) y otras herramientas digitales, puedan facilitar una mejor planificación y control del uso del suelo, pero su incorporación aún presenta desafíos operativos y de capacitación.

En conclusión, los Planos Reguladores Comunales son herramientas esenciales para el desarrollo urbano en Chile, pero deben enfrentar una serie de desafíos estructurales y contextuales. La implementación de un enfoque multidimensional y participativo, puede ayudar en la creación de ciudades más sostenibles, inclusivas y resilientes que respondan a las necesidades del siglo XXI. Por lo que la colaboración entre el gobierno, las comunidades y el sector privado, será crucial para lograr tremendos objetivos.