Por: Francisco Bascuñán, Director Ejecutivo Inmobiliaria Norte Verde.
Enfrentamos el imperativo urbano de incrementar las áreas verdes. Las ciudades se enfrentan a las consecuencias del cambio climático y la falta de espacios naturales, no sólo impacta el medio ambiente, sino también, pone en riesgo la salud y el bienestar de sus habitantes.
Esto es una urgencia ambiental y una oportunidad para mejorar la calidad de vida de las personas y construir urbes más amigables y habitables. El camino hacia un futuro sostenible exige un compromiso firme con la creación de nuevos parques, plazas y jardines.
Debemos trabajar para alcanzar el estándar mínimo de 9 m² de áreas verdes por habitante recomendado por la OMS, recuperar espacios abandonados y reforestar áreas urbanas, tejiendo una red de pulmones verdes que regulen el clima.
La desigualdad en la distribución de áreas verdes es una realidad inaceptable. Las comunas con mayor déficit de estos espacios naturales deben ser el foco de atención. Es imperativo garantizar que todos los ciudadanos, sin importar su realidad socioeconómica, tengan acceso equitativo a entornos naturales.
Según el Catastro de Parques Urbanos del Minvu, cada ciudadano de la Región Metropolitana tiene acceso a 3,6 m² promedio de parque. La OCDE afirma que quiénes viven en áreas urbanas en Chile tienen acceso menor a las áreas verdes que los estándares internacionales. Este déficit adquiere importancia cuando se considera que las plazas son espacios de sociabilidad e interacción entre vecinos, lo cual fomenta la sensación de pertenencia y cohesión social en los barrios.
El Gran Santiago es un ejemplo elocuente de desigualdad. Las comunas con mayores ingresos alcanzan un promedio de 15 m² de áreas verdes/habitante. En algunos casos como Vitacura, llega a 19 m²/habitante. En contraste, Quilicura, La Cisterna, Independencia, Calera de Tango, San Miguel y El Bosque, tienen una disponibilidad inferior a 2 m²/habitante (Censo 2017). Según el Observatorio de Ciudades UC, mientras Las Condes y Providencia tienen más del 70% de su superficie con vegetación, en Lo Espejo, Renca y El Bosque no supera el 27%.
Se requieren políticas públicas que incentiven la inversión en infraestructura verde y garanticen su mantenimiento adecuado. La Ley de Aporte al Espacio Público, es un paso importante y gran ayuda para las municipalidades, otorgándoles la capacidad de financiar proyectos de parques comunales o mejorar sus áreas verdes.
Sin embargo, no es suficiente. Se necesitan medidas más ambiciosas y de largo plazo para lograr un cambio transformador. Aunque tenemos una deuda, aún estamos a tiempo de acortar esta brecha y construir un futuro urbano más equitativo y sustentable para nuestras comunidades.
