
Esto a propósito de lo ocurrido con la denominada toma en el Cerro Centinela de San Antonio, donde el Gobierno terminó expropiando parte del recinto.
Por Leonardo Núñez
“Una toma de terreno afecta de manera significativa el valor del suelo inmobiliario, tanto en el área ocupada como en los predios aledaños”.
La cita es de Sergio Correa, gerente inmobiliario de la consultora Colliers, entidad que indagó en cómo las tomas afectan el valor del suelo inmobiliario y descubrieron que en las zonas periféricas, por ejemplo, aumenta la percepción de precariedad.
Lo anterior a propósito de lo ocurrido con la denominada toma en el Cerro Centinela de San Antonio, donde el Gobierno terminó expropiando parte del recinto y provocando de paso severas críticas ante la decisión.
“En zonas céntricas, donde la demanda y la conectividad son altas, la caída en el valor suele ser moderada, porque la ubicación sigue siendo atractiva, aunque el riesgo jurídico y social reduce la plusvalía. En cambio, en zonas periféricas, donde la consolidación urbana es baja, el impacto es mucho mayor porque la toma refuerza la percepción de precariedad y baja seguridad”, señala el ejecutivo.
En esa línea, sostuvo a El Mercurio que “la reducción puede variar entre un 20% y un 40% en zonas periféricas, mientras que en zonas céntricas se ubica entre un 10% y un 25%, dependiendo de la extensión y permanencia de la toma”.
Por su parte, GPS Property también estudió lo que ocurre con el valor de los terrenos, tanto en las tomas como en sus alrededores. Según su análisis, “el terreno tomado pierde al menos un 50% de su valor en UF/m², aún en escenarios moderados”.
Mientras, “en los paños aledaños, se observa una externalidad negativa inmediata, con alzas en la percepción de inseguridad, freno en la absorción comercial y congelamiento de nuevos proyectos”. “Esto se traduce -dicen desde GPS- en una caída del valor del suelo entre 15% y 25% en el entorno”.
El informe destaca también una excepción relevante: el Serviu. Bajo presión por resolver situaciones habitacionales, tiende a actuar como “comprador forzado”, adquiriendo terrenos tomados a valor de tasación comercial, generando una distorsión. Así, la toma puede transformarse, paradójicamente, en una vía de venta a precio de mercado.