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18 diciembre, 2024 /

Nueva norma de calificación energética podría impulsar la venta de viviendas nuevas

Bancos ya ofrecen créditos hipotecarios verdes que fomentan la adquisición de proyectos  con esta regulación que será obligatoria a partir de octubre próximo.

Por Leonardo Núñez

A contar de octubre de 2025, la Calificación Energética de Vivienda (CEV) será obligatoria para todos los proyectos inmobiliarios nuevos.  Por tanto, ya empezó la cuenta regresiva para que los desarrolladores terminen de adoptar esta exigencia regulatoria.

La nueva “normativa busca promover la eficiencia energética y reducir el consumo de energía en los hogares, lo que genera tanto efectos positivos como desafíos para el sector”, explicó a nuestro medio el arquitecto Gonzalo Mut, gerente comercial de Pasiva.

Dentro de los impactos  positivos, estará la mayor demanda de viviendas eficientes, por la conciencia entre los consumidores sobre el cuidado de los recursos energéticos. De todas formas, el proceso no será traumático, debido a que muchas empresas empezaron a usar de manera voluntaria estas exigencias hace más de 12 años.

La diferencia es que, tras la publicación del reglamento que establece el procedimiento, exigencias y condiciones del otorgamiento de la CEV, todas las viviendas nuevas en Chile, cuya solicitud de permiso de edificación o de anteproyecto sea ingresada a contar del 5 octubre de 2025, deberán contar con esta calificación otorgada por el MINVU para obtener la recepción definitiva de obras por parte de la Dirección de Obras Municipales respectiva.

Según Felipe García, director de Tinsa Cono Sur, esta nueva exigencia podría representar un impulso positivo para el sector inmobiliario y la sostenibilidad. “A corto plazo, podrían surgir ajustes, pero a largo plazo, debiera fortalecer el posicionamiento de las viviendas nuevas como una alternativa más atractiva, sostenible y eficiente en términos energéticos frente al parque de viviendas usadas, lo que favorecería indirectamente sus ventas, especialmente entre compradores jóvenes, quienes valoran cada vez más el ahorro a largo plazo en costos energéticos y la reducción del impacto ambiental”.

Por su parte, desde Inmobiliaria Altas Cumbres, desarrollador que fue pionero al contar con el primer proyecto en obtener sello de la CEV en Chile, señalan que la importancia de su obligatoriedad es que se establecerá un “desde” común para todas las viviendas, “ayudando a mejorar la calidad constructiva, acompañada de los avances en la normativa térmica.

“Al ser una medición objetiva, real y exigible, permitirá una decisión informada para que las personas puedan decidir su compra y optar por una vivienda mejor acondicionada, reduciendo el consumo y los gastos a lo largo de su vida útil. Esto puede ser especialmente importante para aquellas familias que residen en el sur del país y en zonas con temperaturas más frías, quienes ocupan una porción significativa de sus ingresos en calefacción”, explica Cristóbal Torretti, gerente de Desarrollo de Inmobiliaria de esta firma.

Créditos hipotecarios verdes

La experiencia internacional también da algunas luces positivas respecto a sus beneficios. “En España, por ejemplo, la introducción de los CEE en 2013 aumentó la confianza de los compradores en las viviendas nuevas. Las unidades con clasificaciones energéticas altas (A o B), comenzaron a destacar por su capacidad para garantizar menores costos energéticos a largo plazo, superando a las viviendas antiguas, que a menudo reciben clasificaciones más bajas (E, F o G)”, señal Felipe García.

El interés por desarrollar este tipo de proyectos por parte de la industria se ve reflejado en las más de 170 mil propiedades que ya habían recibido una calificación energética en el país, según datos del MINVU. Además, en la actualidad, varias entidades bancarias ofrecen créditos hipotecarios verdes para fomentar su adquisición. Estos incorporan tasas de interés preferenciales y descuentos en los costos operativos. Para acceder a ellos, hay que mostrar las certificaciones que acrediten la eficiencia energética.

Respecto a los desafíos para el sector, García señala “que podría incrementar inicialmente los costos de construcción, especialmente en el segmento de viviendas económicas. No obstante, estos costos iniciales, además de representar una inversión hacia un mercado más competitivo, sostenible y alineado con los objetivos globales de eficiencia energética, generará beneficios económicos a largo plazo para las personas”.

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