Más del 80% de los beneficiarios al subsidio de arriendo pertenecen al 40% más vulnerable de la población según el Registro Social de Hogares (RSH).
Por: Tomás Rodríguez Botto
El subsidio al arriendo es un aporte temporal que entrega el Estado a familias para que puedan realizar el pago mensual destinado a este gasto, y que consta, de un monto total de 170 UF que se entrega mes a mes con un tope de 4,2 UF. Sin embargo, hay ciertos aspectos que dificultan el buen acceso a este beneficio, como por ejemplo, la duración de la estadía que hoy en día contempla al menos 3 años si se hace uso continuo de él.
Asimismo, también hay que tener en consideración que existe un puntaje adicional para que las familias pasen al DS1 después del arriendo, no así al DS 49 donde más del 80% de los beneficiarios del subsidio de arriendo pertenecen al 40% más vulnerable de la población.
A pesar de los obstáculos al menos en la Región Metropolitana 1 de cada 4 beneficiarios logra utilizar este beneficio, pero para enero del 2023, existían 8.577 subsidios vigentes sin aplicar, sumado a los beneficiarios del programa regular y adulto mayor.
Ante esta situación, Pía Mora, directora ejecutiva de Fundación Alcanzable, señala: “existen varias razones, como los elevados precios de la oferta disponible y los bajos ingresos de las familias, por lo que pese a la existencia de un aporte público para pagar el arriendo, el peso del gasto en arriendo sobre sus ingresos sigue siendo más alto de lo aconsejable (más del 30% en muchos casos)”.
“También hay que considerar la desconfianza y prejuicio de los arrendadores, tanto hacia los beneficiarios de subsidio como también hacia vincularse con el Estado y desinformación de los arrendatarios, respecto al funcionamiento del programa, e incluso, sobre la obtención del subsidio mismo” asegura Mora.
En cuanto al Plan de Emergencia Habitacional, la meta es de 20 mil unidades de arriendo, ante este escenario hay ciertos aspectos que deben estar presentes para una buena aplicación, como la asistencia técnica a los hogares y el apoyo en la búsqueda de arriendos.
En esa línea la directora ejecutiva estima que se pueden mejorar aspectos como “la formalización del arriendo de cara a la firma de contratos; la recopilación de antecedentes; y poder invitar a arrendadores privados, sean personas particulares o propietarios institucionales para participar del programa, es decir, atraer a la oferta privada ya existente. En definitiva, para fortalecer este mecanismo es necesario entregar más información, mayores garantías y certezas”.
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