En las próximas elecciones de gobernadores regionales, el desarrollo de infraestructura emerge como un pilar esencial en las plataformas de los candidatos, quienes enfrentan el reto de impulsar la descentralización y fomentar el crecimiento equitativo de las regiones. Este proceso, que ha ido avanzando desde la década de los 90, representa una oportunidad única para mejorar la calidad de vida, potenciar las economías locales y generar mayores oportunidades en los territorios más alejados del poder central. El Consejo de Políticas de Infraestructura (CPI) ha presentado un documento clave que ofrece propuestas detalladas para este sector, abordando áreas críticas para el desarrollo regional.
El documento enfatiza que la infraestructura es un catalizador indispensable para el crecimiento económico. No solo genera empleo, sino que también mejora la conectividad y las condiciones de vida. Sin inversiones adecuadas en vialidad, transporte, áreas verdes y servicios básicos como el agua, las regiones no podrán enfrentar los desafíos del cambio climático, la urbanización y las nuevas demandas de la población.
La falta de cohesión en el desarrollo de infraestructuras en Chile ha creado profundas brechas territoriales, lo que ha derivado en desigualdades tanto económicas como sociales. Las propuestas señalan la necesidad de ampliar la red vial, fortalecer el transporte ferroviario y mejorar la infraestructura portuaria. Además, se destaca la importancia de una cooperación eficiente entre los distintos actores que planifican y ejecutan estos proyectos.
Uno de los puntos críticos es la implementación de una política de infraestructura con visión a largo plazo. El CPI propone la creación de una Unidad Asesora al Presidente de la República, que tenga la autonomía para coordinar y monitorear las principales inversiones a nivel nacional. La descentralización requiere que los gobiernos regionales asuman un rol protagónico en la planificación y ejecución de obras clave para su desarrollo, como la conectividad digital y energética, que sigue siendo desigual en todo el país.
Entre las propuestas concretas para los próximos gobernadores, se plantea la creación de mesas de trabajo regionales que impulsen proyectos estratégicos en logística, transporte y servicios básicos. Estos proyectos deben ser diseñados de manera integrada, complementando la infraestructura ferroviaria, portuaria y vial para optimizar la movilidad de personas y mercancías, especialmente en zonas rurales.
Otro aspecto relevante es la infraestructura hídrica, donde el cambio climático ha aumentado la presión sobre los recursos disponibles. Los embalses, plantas desalinizadoras y sistemas de reutilización de agua son imprescindibles para garantizar la seguridad hídrica en las regiones más afectadas por la sequía. Se propone, además, fortalecer la gestión de los Sistemas de Agua Potable Rural (APR) y avanzar en la planificación de infraestructura para enfrentar fenómenos meteorológicos extremos.
La energía renovable, un campo en el que Chile es pionero, también requiere inversiones para mejorar la transmisión de electricidad hacia las zonas de mayor demanda. Sin una red energética robusta y bien distribuida, el desarrollo de energías limpias quedará limitado.
El desafío de los nuevos gobernadores no solo será la implementación de proyectos, sino también mejorar la coordinación con el gobierno central y el sector privado. El CPI sugiere un enfoque multinivel que permita una gestión más eficiente de los recursos y una visión integral de las necesidades de cada territorio. La participación de las comunidades será crucial para obtener la “licencia social” necesaria para llevar a cabo proyectos de infraestructura que, aunque fundamentales, a veces generan resistencia local.
En el marco de estas elecciones, los candidatos a gobernadores regionales tienen la oportunidad de presentar propuestas que trasciendan el corto plazo y apunten a un desarrollo sustentable, equitativo y coherente con las necesidades de sus territorios. La infraestructura, como eje habilitante del desarrollo, será la clave para mejorar la calidad de vida de millones de chilenos y chilenas. Las propuestas presentadas por el CPI proporcionan una base sólida sobre la cual construir planes de acción que aprovechen el potencial de las regiones y cierren las brechas históricas de desigualdad en el país.