Por: Cristián Martínez, fundador de Crece Inmobiliario, Ingeniero Comercial, Magister en Administración de Empresas de IEDE y Master de Administración de Empresas en la Universidad de LLeida
Un golpe de puño al tablero económico global. Así podrían describirse las amenazas arancelarias impuestas por el Presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, en un ida y vuelta que ha tenido a la economía global en vilo, y a los economistas analizando las reacciones en cadena que esto podría generar en diversos sectores.
A nivel local, el anuncio de un arancel del 10% a las importaciones provenientes de Chile ya está generando ondas expansivas. Uno de los primeros indicadores ha sido el comportamiento del precio del cobre -nuestro producto estrella- que experimentó un alza histórica superando los cinco dólares la libra. Distorsiones de mercado que impactarán en nuestro tipo de cambio de forma inevitable.
EL carácter proteccionista del presidente estadounidense presenta una paradoja fundamental: mientras Trump promete reducir la inflación, simultáneamente implementa medidas que encarecerán los productos importados, generando presiones inflacionarias tanto en su país como en economías interconectadas. Para el sector inmobiliario chileno, esta contradicción se traduce en múltiples frentes de preocupación.
Como primer punto, hay que considerar que el 17% del cobre chileno se destina al mercado estadounidense. Un encarecimiento de estas exportaciones no solo afectará nuestra balanza comercial, sino que podría desencadenar una reconfiguración de los flujos comerciales globales. Sobre todo, considerando las respuestas de otro gigante: China, lo que ha generado una guerra comercial que elevaría potencialmente los costos de transporte y, por consecuencia, también de los materiales de construcción.
El sector inmobiliario nacional enfrentará desafíos específicos derivados de esta política, siendo el primer golpe el alza potencial de las materias de construcción, por el encarecimiento de las importaciones de insumos. En paralelo, las tensiones comerciales y la incertidumbre económica influirán negativamente en las tasas de interés locales, factor vital para la demanda inmobiliaria.
Asimismo, la incertidumbre frena las inversiones, por lo que los flujos de capital hacia proyectos inmobiliarios podrían verse reducidos. Esta desaceleración afectaría especialmente a proyectos de gran envergadura que dependen de financiamiento internacional.
Otro de los golpes se reflejará en las tasas de interés. Si Estados Unidos experimenta mayor inflación producto de los aranceles, su Reserva Federal podría verse obligada a mantener o elevar las tasas. Este endurecimiento de la política monetaria estadounidense impacta directamente en el costo del financiamiento internacional, elevando el riesgo país y, por ende, las tasas locales para créditos hipotecarios.
Los inversionistas inmobiliarios chilenos enfrentan un horizonte marcado por la incertidumbre, donde la cautela deberá primar en las decisiones de inversión. Eso sí, la única certeza en este contexto es que nos encontramos ante una “noticia en desarrollo”, cuyos efectos completos aún están por manifestarse. Hay que estar atentos.
