Por: Felipe García Bunster, director de Tinsa para Cono sur.
Durante la pandemia cerca de 400 mil personas dejaron la Región Metropolitana para radicarse en otras ciudades del país, de acuerdo a un estudio realizado por Instituto de Data Science (IDS) de la Universidad del Desarrollo.
En total, se estima que alrededor de 1 millón de personas han dejado Santiago en los últimos 10 años, según diversas fuentes y estudios de migración interna en Chile. Esta migración se ha visto impulsada por factores como el alto costo de vida, la búsqueda de una mejor calidad de vida y el aumento de oportunidades en otras ciudades del país, especialmente en contextos de teletrabajo.
El creciente interés por vivir en ciudades de regiones se refleja en el notable incremento del 28% en el valor UF/m² de sus viviendas durante los últimos 5 años, una cifra muy similar a la registrada en la Región Metropolitana en el mismo período, según datos de Incoin.
Lo más interesante es que a pesar de este ritmo de valorización, las ciudades de regiones siguen siendo considerablemente más económicas que Santiago, con precios de vivienda que en promedio, son un 35% más bajos en términos UF/m², lo que pone de manifiesto su gran potencial de crecimiento.
Así es como durante el primer trimestre de 2024, en la RM se promesaron poco más de 5.000 viviendas nuevas, mientras que en regiones se alcanzaron casi 7.000 unidades. En ese mismo período, en Concepción se firmaron más de 500 promesas de compraventa de unidades nuevas, un número similar al registrado en Ñuñoa, una de las comunas con mayores volúmenes de venta de Santiago. Por su parte Temuco duplicó las ventas de unidades en comparación con Macul, comunas que tienen un ticket promedio prácticamente idéntico.
Estos datos son solo algunos ejemplos que demuestran cómo las regiones han estado ofreciendo, desde hace ya un buen tiempo, un conjunto de ventajas que las posicionan como una alternativa cada vez más atractiva para las personas y para el desarrollo inmobiliario.
Es ampliamente conocido que el impacto directo de la inflación en los precios de las viviendas, junto con el aumento de las tasas hipotecarias, ha dificultado aún más el acceso a la propiedad, especialmente en ciudades donde los valores son comparativamente más altos, como Santiago.
En este contexto, muchas regiones emergen como una excelente oportunidad para el desarrollo de viviendas más accesibles, permitiendo a las personas disfrutar de un mayor poder adquisitivo y destinar más recursos a otras áreas de sus vidas, que también se han visto afectadas en el último tiempo.
