Por: Felipe García Bunster, Regional Head of South Latam at Accumin I Architect I MBA | Real Estate & Banking Strategy | Business Growth & Innovation.
Aunque hoy representan apenas una fracción menor de las transacciones, los centennials (nacidos entre 1995 y 2010), comienzan a asomar como el próximo gran desafío para el mercado inmobiliario. Su incorporación al mundo laboral, el aumento de sus ingresos y una forma distinta de entender la vivienda anticipan un cambio profundo en la demanda.
En Chile, de acuerdo con un estudio de Best Place to Live (2024), se estima que hoy apenas un 7% de las compras proviene de este grupo pero su participación crecerá con fuerza en los próximos años. La pregunta es simple: ¿está el mercado preparado para recibirlos?.
A diferencia de generaciones anteriores, los centennials son nativos digitales, han crecido en un entorno de alta conectividad y acostumbrados a comparar, cotizar y decidir desde el teléfono. La inmediatez, la transparencia y la experiencia de usuario son condiciones básicas en su relación con cualquier marca. No se conforman con un sitio web informativo, esperan plataformas interactivas, simuladores en tiempo real y atención “omnicanal”.
En ese sentido, la digitalización del proceso inmobiliario, desde la búsqueda hasta la firma del contrato, será un estándar mínimo, pero su diferencia no se limita a la forma de comprar. También cambia el concepto mismo de “vivienda”. En una generación que valora la movilidad, la flexibilidad y la experiencia por sobre la propiedad, el arriendo adquiere una relevancia inédita.
El auge del coliving, los proyectos multifamily y las soluciones de vivienda compartida son manifestaciones de esa búsqueda por espacios funcionales, bien ubicados y que permitan adaptarse a distintas etapas de la vida. El acceso a la propiedad, en tanto, enfrenta el obstáculo de los altos precios y el menor acceso al crédito, factores que han redefinido las prioridades: estabilidad y cercanía antes que tamaño y propiedad.
También hay un componente de propósito. Los centennials evalúan a las empresas no solo por su producto, sino por su impacto social y ambiental. Una inmobiliaria o banco que comunique compromiso con la sostenibilidad, eficiencia energética o la regeneración urbana tendrá más opciones de conectar con esta nueva demanda. No se trata de marketing verde, sino de coherencia entre discurso y acción.
Para los actores del sector, anticiparse significa mucho más que lanzar proyectos “jóvenes”. Implica repensar la experiencia completa: el producto, el servicio, el financiamiento y la relación con el cliente. Significa adaptar los canales, el lenguaje y las soluciones financieras a un público que no cree en los procesos rígidos ni en las marcas distantes. En el fondo, el mercado inmobiliario chileno se encuentra frente a una generación que no busca simplemente un lugar donde vivir, sino un entorno que se adapte a su forma de habitar.
Comprender a los centennials requiere datos, no intuiciones. La información sobre sus patrones de búsqueda, movilidad, consumo y comportamiento financiero será clave para tomar decisiones acertadas. En un mercado que cambia rápido, la analítica se convierte en la herramienta más poderosa para anticipar sus preferencias y diseñar productos que realmente respondan a sus expectativas. Esa es la oportunidad y también la responsabilidad de quienes participamos del sector: interpretar las señales antes que se conviertan en tendencia.
