Por: Pabla Ortúzar, vicepresidenta del Consejo de Construcción Industrializada CCI, arquitecta socia de Archiplan.
Recibir en Chile el Encuentro Internacional de Construcción Industrializada 2025 (EICI), no es solo un hito en la agenda de nuestro sector; es una señal potente de que el país está listo para liderar un cambio profundo en la manera en que concebimos, diseñamos y ejecutamos proyectos de construcción.
Durante tres días, del 8 al 10 de septiembre, Santiago y 12 ciudades más se convertirán en un gran laboratorio vivo donde innovación, diseño, tecnología y sustentabilidad, se encontrarán para dar forma a soluciones constructivas más rápidas, eficientes y responsables con el medio ambiente. Este despliegue territorial sin precedentes refleja que la industrialización ya no es una promesa lejana, sino una realidad que avanza a paso firme.
La relevancia de este encuentro es múltiple. Primero, porque nos conecta con expertos internacionales de países como Canadá, España, Suiza, Brasil, o Polonia, que aportan experiencias y modelos replicables a nuestra realidad. Segundo, porque permite al ecosistema local —desde constructoras, inmobiliarias y arquitectos hasta académicos y proveedores— dialogar de igual a igual con referentes globales, identificando oportunidades concretas de mejora.
La industrialización en la construcción no es una moda; es una respuesta concreta a desafíos estructurales: mejorar la productividad, reducir la huella ambiental, optimizar plazos y elevar la calidad de las edificaciones. En un contexto donde las demandas de vivienda, infraestructura y sostenibilidad crecen, no podemos seguir trabajando con los mismos métodos del pasado.
El EICI 2025 es también una invitación a repensar nuestras ciudades. Las visitas a obras modulares en altura, plantas productivas y prototipos innovadores nos muestran que es posible construir más y mejor, sin sacrificar diseño ni habitabilidad. Es la oportunidad de demostrar que Chile no solo importa soluciones, sino que también genera innovación exportable.
Como vicepresidenta del CCI, creo firmemente que este encuentro reafirma aquello que dijimos en el encuentro del 2023, que “juntos aceleramos la transformación”, y por ello marca un antes y un después para nuestro sector. No se trata únicamente de asistir a charlas o recorrer exposiciones; se trata de tejer redes, de inspirarnos con lo que otros hacen bien, y de comprometernos con un cambio cultural que permita que la construcción industrializada, deje de ser “el futuro” y se convierta en “el presente” de nuestra industria.
En septiembre, Chile no solo será anfitrión de un gran evento. Será anfitrión de su propio futuro. Y es nuestra responsabilidad aprovecharlo.
