
Los “edificios fantasmas” han sido un dolor de cabeza en diferentes comunas del país, y con el informe de la consultora Colliers que transparentó las pérdidas millonarias en Estación Central, se reabre el debate nuevamente sobre cómo afecta la fricción administrativa a los territorios en lo que respecta a su posibilidad de inversión y crecimiento.
La verdad es que son variadas las consideraciones sobre cómo estos edificios pueden afectar el entorno, no es un tema simple, dado que se pueden esgrimir aristas desde lo económico a lo social. Un claro ejemplo es que los edificios vacíos suelen ser percibidos como un signo de abandono y deterioro, lo que puede desincentivar a nuevos inversores y negocios a establecerse en la zona. La percepción de inseguridad aumenta y hace disminuir el tráfico de personas y, por ende, el rendimiento de los negocios existentes.
Lo anterior nos lleva a pensar en la desvalorización de propiedades. La presencia de edificios fantasmas, contribuye a la devaluación de las rentas en la zona, que no solo afecta a los propietarios actuales, sino que también, puede crear un clima de desconfianza entre potenciales inversores que podrían considerar la compra de terrenos o la rehabilitación de propiedades.
En cuánto a la problemática de escasez de suelos, los edificios vacíos ocupan espacios valiosos que podrían ser utilizados para desarrollos más productivos, como lo sería mermar el complejo Déficit Habitacional. Esto puede restringir las oportunidades para proyectos comerciales, residenciales o de infraestructura que podrían revitalizar una comuna tan menoscabada como Estación Central.
Por otra parte, estos edificios sin ocupación, pueden convertirse en refugios para actividades ilícitas o generar problemas sociales en la comunidad, lo que afectará en algún momento a la calidad de vida de los residentes y en su percepción del lugar donde viven, puesto que va directamente vinculado con la seguridad y limpieza del territorio.
En definitiva, para abordar el problema de los edificios fantasmas y fomentar un ambiente propicio para la inversión y el crecimiento, es fundamental que las autoridades locales y los desarrolladores trabajen en conjunto para crear planes de revitalización. Esto podría incluir incentivos para la rehabilitación de inmuebles, regulación más estricta sobre la ocupación de los mismos y el fomento de iniciativas comunitarias que impulsen el desarrollo económico y social en la comuna, de lo contrario, lo natural es que la inyección económica migre a comunas con menor fricción administrativa.