Por: David Segura, Gerente TI de AyT (Ambiente y Tecnología).
En 2023, expertos sobre el cambio climático (IPCC, por sus siglas en inglés) de la ONU publicaron un documento relevante que enciende varias alarmas. Según indica el informe el planeta ya se ha calentado 1.1 grados centígrados por encima de los niveles preindustriales, generando olas de calor, incendios forestales y tormentas que ponen en riesgo tanto la vida humana, así como la de todos los seres vivos que habitan la Tierra.
Además, un informe de la OMS – también revelado en 2023 – indica que la contaminación del aire es el riesgo medioambiental más grave para el continente americano, en específico las partículas MP2.5 que pueden provenir de todas clases de combustión, como la de los automóviles, fábricas, quemas de madera, agrícolas, entre otras actividades económicas, generando problemas graves en el sistema respiratorio de la población.
Bajo este contexto, de acuerdo a un ranking desarrollado por GreenPeace, IQAir, ONU Hábitat y el programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), Chile, es uno de los países de la región, junto con México, Perú, Guatemala y Colombia, que ofrece la peor calidad del aire, ya que la concentración de MP2.5 en el aire supera entre tres y cinco veces los niveles recomendados por la OMS.
En el rubro medioambiental, Big Data tiene mucho que aportar, proporcionando herramientas y capacidades para la recolección, análisis y la gestión de datos relacionados con el medio ambiente. Aquí nos enlazamos con el mundo IoT (Internet of Things) donde los sensores y dispositivos capturan información del medio para hacernos llegar este gran volumen de datos, de esta manera podemos categorizar, ordenar y estandarizar la data para poder analizarla.
Además, hay distintas verticales donde el Big Data en el rubro medioambiental hace aportes significativos como la monitorización y predicción del clima, la gestión de recursos naturales, la monitorización de la calidad del aire o del agua, gestión de residuos, conservación del ecosistema, o incluso, alertas de desastres naturales. Lo anterior conduce a la toma de decisiones más informadas y una mayor eficiencia en la gestión de recursos naturales o de procesos industriales.
Así, las mejoras de aplicaciones tecnológicas de adquisición y transmisión de datos, son relevantes para la toma de decisiones y para el cumplimiento de las regulaciones medioambientales asociadas, no solo al monitoreo continuo de emisiones, sino también, a la transmisión de datos relacionados con calidad de aire y ahora también a la extracción y consumo de agua.
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