Este fenómeno se manifiesta de diferentes formas, como por ejemplo, la diversidad en valorizaciones. Y es que la valoración de propiedades puede realizarse bajo diferentes enfoques, como el método de comparación de ventas, el método de ingresos o el método de costos. Cada uno de estos enfoques puede dar lugar a resultados dispares dependiendo de la metodología y de los criterios aplicados. Sin un marco común, la subjetividad y las interpretaciones individuales juegan un papel importante, lo que termina derivando en posibles inconsistencias.

Así mismo, las contribuciones o impuestos que se derivan de la valoración de propiedades son fundamentales para la financiación de servicios públicos y el desarrollo urbano. Cuando no existe un criterio unificado para el revalúo, las contribuciones pueden no reflejar adecuadamente el valor real del mercado, lo que genera distorsiones. En algunos casos, propietarios pueden encontrarse sobrecargados con contribuciones excesivas, mientras que otros podrían beneficiarse de una valoración inferior injustamente.

Todo esto lleva a incrementar la inestabilidad en la industria en el sector. La falta de un marco claro y unificado para las valoraciones, contribuye a la falta de estabilidad tan anhelada de varias maneras. Lo primero es que tanto los desarrolladores e inversores dudan en realizar inversiones significativas en áreas donde el revalúo y la consecuente tributación, son inciertos. Esto limita, sin duda alguna, el crecimiento y desarrollo en ciertas áreas.

Igualmente, sin dichos criterios claros, las fluctuaciones en las valoraciones pueden ser más extremas, afectando negativamente los precios de mercado de las propiedades y dificultando la planificación y financiamiento de proyectos; la disparidad en la aplicación de criterios de tasación, perjudica también, en los resultados en desigualdades económicas entre diferentes regiones, fomentando un desarrollo desigual y la polarización urbana.

¿Cuáles son las posibilidades de mejora que podríamos encontrar?: Para mitigar, se podría establecer un conjunto de normativas y metodologías claras para la valoración de propiedades, que sean aplicables a nivel nacional o regional. Esto podría incluir la creación de un organismo regulador que supervise y estandarice las prácticas de valorización;  a la par, hay que implementar programas de capacitación y certificación para los tasadores, asegurando que los profesionales estén alineados con los criterios establecidos y aplicando un enfoque uniforme en las valoraciones.

Y sí, necesitamos promover la transparencia en los procesos de revalúo para ayudar a aumentar la confianza de los propietarios y partes interesadas en el sistema tributario.De esta forma, se podría ir diluyendo la diversidad en los criterios de valorización y la consecuente inestabilidad que le apareja. Un marco unificado de valoración que contemple las realidades del mercado y los principios tributarios podría contribuir en gran medida a la industria de la construcción, beneficiando a todos los actores involucrados.