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8 octubre, 2025 /

Aysén, la oportunidad para convertirse en la capital de los data centers sustentables

Por: Mario Anfruns Bustos, Arquitecto.

La Región de Aysén tiene una oportunidad única para liderar un nuevo tipo de desarrollo: convertirse en el polo chileno de data centers sustentables. En un mundo donde la inteligencia artificial y la digitalización disparan la demanda de almacenamiento y procesamiento de datos, la eficiencia energética y el origen de la energía se han vuelto factores estratégicos. Es justamente ahí, donde Aysén reúne condiciones naturales, logísticas y tributarias excepcionales.

Su clima frío y estable durante gran parte del año permite un enfriamiento natural de los equipos —lo que en la industria se conoce como free cooling— reduciendo drásticamente el consumo eléctrico destinado a climatización. Mientras otras zonas deben recurrir a costosos y demandantes sistemas de refrigeración, en Aysén el aire y la temperatura ambiente hacen gran parte del trabajo. Esta ventaja climática se traduce en un menor uso de energía, menores emisiones y una huella ambiental notablemente más baja.

A esto se suma la abundancia de recursos hídricos y la posibilidad de aprovechar energía renovable local para la operación de estos centros. Si se establecen marcos de gestión hídrica responsables y estándares claros para la eficiencia en el uso del agua, Aysén podría ofrecer no solo un entorno de bajo consumo energético, sino también, un modelo de data centers con Water Usage Effectiveness ejemplar. La energía limpia, junto con el frío natural, permitiría alcanzar índices de eficiencia ambiental de clase mundial.

Además, los incentivos tributarios y laborales propios de las zonas extremas, hacen de Aysén un destino atractivo para inversiones intensivas en capital, que aportan empleo estable y de alta especialización. Si se combina esa ventaja con una estrategia regional de planificación territorial —reservando polígonos tecnológicos bien ubicados, con conectividad, fibra óptica y buffers paisajísticos— la región podría captar inversión extranjera y nacional sin comprometer su patrimonio natural.

El potencial es inmenso, pero requiere visión y coordinación. Es posible imaginar parques tecnológicos diseñados desde el inicio bajo criterios de sostenibilidad, con sistemas de reutilización de calor que sirvan para calefaccionar invernaderos o apoyar procesos productivos locales. También se podrían generar alianzas con liceos técnicos y universidades para capacitar a jóvenes en mantenimiento, climatización industrial y ciberseguridad, asegurando que los empleos y el conocimiento queden en la región.

Aysén no debe atraer proyectos a cualquier costo, sino solo aquellos que transparenten su consumo, publiquen sus indicadores de eficiencia y se comprometan con la neutralidad de carbono. En otras palabras, desarrollo sí, pero con exigencias y estándares a la altura del lugar más prístino del país.

En un contexto donde la demanda mundial por centros de datos crece aceleradamente y las grandes tecnológicas buscan alternativas más limpias, Aysén puede posicionarse como un caso ejemplar: un territorio remoto que usa su frío, su energía limpia y su planificación para hospedar la infraestructura digital del futuro.

La Patagonia chilena tiene las condiciones para ser un actor en la economía del conocimiento, sin sacrificar su identidad. Solo hace falta voluntad política, visión territorial y una hoja de ruta que combine inversión, tecnología y sostenibilidad. Aysén puede convertirse en la capital de los data centers sustentables del Cono Sur y el momento de actuar es ahora.

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