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10 marzo, 2024 /

8M en la Construcción: mucho ruido, pocas nueces

Por: Carmen Paz Muñoz, Directora de Ingeniería en Construcción de la Universidad Andrés BelloMg. en Dirección y administración de proyectos inmobiliarios, y especialista en tecnología del hormigón. 

Las mujeres que trabajamos en el sector de la construcción aspiramos a tener las mismas oportunidades que nuestros colegas masculinos. Queremos acceso a una carrera profesional que nos permita crecer y recibir una remuneración justa por nuestro trabajo. 

Sin embargo, a menudo nos encontramos estancadas en el discurso sin ver avances significativos hacia la equidad real. Actualmente, solo cerca del 10% de la fuerza laboral en la construcción está compuesta por mujeres, y la mayoría en tareas de limpieza y servicios. 

La principal causa ha sido identificada: el arraigo cultural de asignar roles desde edad temprana. Lamentablemente, las políticas públicas suelen concentrarse solo en corregir el problema en el mundo laboral, en lugar de abordarlo desde diversos frentes. 

Es fundamental ofrecer opciones desde la infancia y fomentar el desarrollo de talentos en todos los individuos, con el apoyo de políticas públicas que promuevan una cultura que valore la igualdad de género desde la educación preescolar y escolar temprana.

En la industria de la construcción, es objetivo que puede existir cierta diferencia física entre hombres y mujeres, lo que potencialmente podría ser un obstáculo. Sin embargo, en la actualidad contamos con tecnologías que pueden compensar o incluso superar estas posibles limitaciones. 

Se han desarrollado herramientas y materiales más resistentes y livianos que los convencionales, lo que podría nivelar la cancha y potenciar el ingreso de mujeres como parte de la fuerza laboral de cualquier proyecto de construcción. Surge entonces la pregunta, ¿el Estado está incentivando la inversión en este tipo de tecnologías?

A nivel de educación formal, nos enfrentamos a una realidad preocupante: solo cerca del 10% de los estudiantes en carreras relacionadas con la construcción, son mujeres. Cifra considerablemente menor en comparación con otras disciplinas STEM, donde la presencia femenina puede llegar al 30% en Chile y al 40% en algunos países de la OCDE. 

Es necesario abordar este desequilibrio de género de manera responsable y objetiva, reconociendo que muchas mujeres enfrentamos desafíos adicionales al equilibrar roles de madres, parejas o hijas. Necesitamos oportunidades equitativas, junto con políticas públicas que fortalezcan la corresponsabilidad y las redes de apoyo, permitiéndonos estudiar y trabajar mientras cumplimos con nuestras responsabilidades familiares, las que también son parte importante de lo que somos. 

Aunque se han implementado diversas iniciativas tanto públicas como privadas para visibilizar esta problemática, ha llegado el momento de pasar de las palabras a la acción. El uso de lenguaje inclusivo en los discursos no es suficiente; el “todos y todas” aún se siente como “todos”.

Se deben implementar medidas concretas que fomenten la inclusión y el desarrollo profesional de las mujeres en la construcción. Es momento de promover un ambiente inclusivo que valore realmente el potencial y las capacidades de todas las personas, independientemente de su género.

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