Así al menos lo proyecta un análisis de PIMCO Prime Real Estate, un inversor líder en el sector inmobiliario global.
Por Leonardo Núñez
Si la pandemia del Covid reveló todas las falencias del mercado de oficinas a nivel global, el auge de la inteligencia artificial (IA) y las soluciones que ofrece al negocio de los Data Centers, podría ahondar la crisis del dicho activos inmobiliarios.
Así al menos lo proyecta un análisis de PIMCO Prime Real Estate, un inversor líder en el sector inmobiliario global.
“El auge de la IA ha generado una enorme demanda mundial de centros de datos y de la energía verde necesaria para alimentarlos. También ha creado riesgos para el sector inmobiliario comercial en general”, sostiene un informe sobre riesgos y tendencias del mercado realizado por François Trausch, CEO y CIO de Pimco y John Murray, Managing Director Global Private Real Estate de la misma empresa.
A largo plazo, sostienen, la IA podría reducir la necesidad de oficinas, la demanda de alojamiento para estudiantes y la densidad de población en los centros urbanos, así como hacer menos atractivos los alquileres a largo plazo y las ubicaciones en ciudades secundarias.
“Sin embargo, la velocidad y la escala de las repercusiones siguen siendo inciertas”, añade el análisis que fue reproducido por “Idealista.com”.
Por ahora, las perspectivas para el segmento de oficinas siguen siendo difíciles en todo el mundo: la demanda es limitada y persisten las dificultades para encontrar el precio de equilibrio del mercado, con unas valoraciones que siguen bajo presión en un contexto de disminución del uso de oficinas.
La proporción de oficinas en las carteras de inmuebles comerciales institucionales ha caído del 35% en 2022 al 29% en la actualidad, y es probable que siga disminuyendo.
En el carril opuesto, la demanda de IA y servicios en la nube ha desencadenado una carrera mundial por conseguir centros de datos de capacidad adecuada. En el primer trimestre de 2024, los volúmenes mundiales en este segmento superaron los 1.800 megavatios, siete veces más que hace solo tres años. El crecimiento no muestra signos de desaceleración.
La carrera también se ve amplificada por la participación de gobiernos que buscan la soberanía digital, es decir, el control sobre el hardware, el software y los datos críticos.