Nuestro país está fundado por asentamientos urbanos en zonas mineras. El Salvador, Calama o Sewel, son algunos de ellos.
Por: Renato Herrera Lagos
La minería ha sido históricamente una actividad ligada estrechamente con la realeza y la nobleza. En la Edad Media, los reyes y los nobles eran dueños de las minas y recibían un porcentaje de las ganancias obtenidas de ellas.
Sin embargo, hoy en día los royalties o regalías son un tipo de impuesto que se cobra a las empresas mineras por el derecho a explotar los recursos minerales de un país. Estos son pagados al Gobierno y se utilizan para financiar proyectos de desarrollo y programas sociales.
Así, tras el anuncio de la discusión del Royalty Minero surgen interrogantes sobre el desarrollo inmobiliario en sectores cercanos a Los Bronces. Los expertos difieren de la idea de que exista un desarrollo inmobiliario, pues la actual tecnología ha dejado en el pasado esas “cajas metálicas con harto plumavit para evitar el frío”, dando paso a otras formas de ver la ciudad en esas condiciones.
Para Esteban González, socio y director de Asesoría Estratégica de AGS Visión Inmobiliaria, el desarrollo de proyectos inmobiliarios cercano a asentamientos mineros, como podría ser Los Bronces en Lo Barnechea, señala que el paradigma de localización de ciudad en torno a las faenas mineras ha ido mutando en los últimos 100 años.
“Uno ve que históricamente las grandes ciudades, aglomerados urbanos o poblados se localizan precisamente donde están la faena minera, precisamente porque los costos de transporte y las tecnologías no eran la adecuada entonces, obviamente que el trabajador y su familia se localizaban muy cercano a la faena y así surgieron grandes ciudades a lo largo de todo Chile; eso mismo ocurrió en el sector de la Mina El Teniente (El Salvador) o el desarrollo primario de Machalí”.
En la actualidad las nuevas tecnologías permiten que muchos trabajadores viajen desde Santiago con turno a la faena minera del norte, por lo que cada vez la oferta en vuelos es mayor, por ejemplo, a la ciudad de Calama.
Otro de los aspectos que comenta el director de Asesorías Estratégica de AGS Visión Inmobiliaria da cuenta que muchas familias de mineros del norte compran viviendas y viven en el sector, por ejemplo, en La Serena o Coquimbo.
“Entonces el paradigma de localizar una ciudad en el entorno cercano a la mina se ha ido desvaneciendo en el tiempo y lo que sí se ve es que las faenas mineras sí generan equipamientos servicios y áreas de dormitorios para la gente que pernocta en la mina, pero son sectores principalmente de construcciones no permanentes construcciones modulares con container que de alguna manera permiten o cumple con el objetivo de que la gente que va a dormir y que va a pernoctar en los turnos tenga un buen estándar de vida”, advierte González.
Para el experto, uno de los aspectos que pone de relieve se relaciona con que, existen sectores cercanos a faenas mineras que por el fenómeno de la migración, hay grandes áreas de tomas de campamentos cercanos y también de gente que presta servicio a las mineras o a los proveedores del rubro.
“Un ejemplo de ello es el campamento que está en Mejillones localizado y colindante a toda la actividad industrial de más de 6,000 viviendas, La Villa Internacional como se llama. En este entorno existen diferentes fenómenos urbanos, pero no necesariamente que haya una minera en una comuna implica que la industria inmobiliaria se vaya a movilizar para dar y satisfacer las necesidades de vivienda de la gente que va a trabajar en esa obra”, advierte.
Sobre la opción de que exista vida urbana cercana a Los Bronces u otra faena minera a lo largo del país, para el ejecutivo de AGS Visión Inmobiliaria, eso estaría restringido y de ser una opción para la empresa, “ellos requieren aprobar un proyecto en el sistema de evaluación impacto ambiental, pero además, requieren de permiso y artículo 55 para poder desarrollar la actividad, entonces no es nada sencillo desarrollar un proyecto con ese enfoque inmobiliario”, asegura González.
Finalmente, respecto a la manera a cómo Chile ha manejado el tema de asentamientos urbanos en zonas mineras, el ejecutivo señala que se requiere de planificación en estos villorrios puesto que “no los llamaría poblado ni ciudades, son áreas de complemento a la actividad donde ojalá se pueda tener una buena calidad de vida para estos días donde uno está viviendo en la misma faena”.
“Desde esa perspectiva, existen casos internacionales de haber construido con servicios con equipamiento donde realmente uno pueda vivir de una forma con calidad de vida, y no solamente, estar en una caja metálica con harto plumavit para evitar el frío, sino que tener un lugar donde realmente estén los amenities y servicios para poder vivir con mejor calidad de vida”, sentencia González.
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