Las medidas regirán a partir de 2028 tras una marcha en contra del turismo masivo y el alto costo para acceder a la vivienda.
Por Leonardo Nuñez
Los problemas de acceso a la vivienda se multiplican por el mundo, con distintos problemas según la situación económica y social local. En ciudades como Barcelona, España, incluso hay una campaña en contra de la llegada masiva de turistas y Airbnb, plataforma online que permite a las personas alquilar sus casas para obtener ingresos adicionales.
Se acusa que ambos factores son los responsables del aumento en el precio de los arriendos. Por ello, con pancartas en que señalaban que “Barcelona no es Disneylandia”, los residentes salieron a las calles a solicitar que se frenara el turismo y que se contuvieran los precios de las viviendas y los alquileres.
Los visitantes foráneos que tuvieron la mala suerte de encontrarse con la marcha fueron mojados con pistolas de agua mientras les gritaban que se fueran de la ciudad.
La principal molestia en Barcelona es el incremento del costo de la vida que se ve reflejado en la vivienda. En los últimos 10 años, el precio de los arriendos a corto plazo se ha incrementado en un 68%, según las cifras entregadas por el alcalde de la ciudad, Jaume Collboni.
Dado el alto descontento, el municipio señaló que tomará medidas, entre ellas la prohibición de arrendar departamentos a turistas a partir de 2028. Esto contempla el impedimento de los arriendos a corto de plazo de habitaciones.
De esta manera, uno de los principales afectados será la plataforma Airbnb, que suma una nueva ciudad donde no es bienvenida. Previamente, Nueva York impuso límites a los alquileres de corto plazo en una clara señal de poner trabas al modelo de negocios de la plataforma. Lo mismo hicieron los gobiernos locales de Londres y París, argumentando que “el alquiler por Airbnb exacerba la escasez de viviendas, atrae más turistas de lo deseado, compite deslealmente con los hoteles o causa efectos negativos en los ingresos fiscales”.
En el caso de Nueva York se avanzó en una ley que impide arrendar un departamento o casa completa a visitantes por menos de 30 días, incluso si el anfitrión es propietario del edificio o vive en él. Y en el caso de París, desde 2015, que se prohíbe que la gente tuviera apartamentos secundarios exclusivamente para alquilarlos por Airbnb o plataformas similares. En tanto en Viena, Austria, a partir de este año se limitó el número de noches que los dueños pueden alquilar sus casas.
El CEO de la compañía, Brian Chesky, ha explicado que Airbnb, que ofrece más de 6 millones de propiedades en casi 190 países, “fue diseñado para una empresa mucho más pequeña que creció como la espuma”. Según el empresario, el enfoque y la solución debe estar en entregar precios más razonables y una atención adecuada al cliente.
En Chile el problema tampoco es ajeno. Desde el año pasado que la Fiscalía Nacional Económica (FNE) trabaja en un informe que podría ser determinante para el futuro de la popular plataforma en el país, ya que el organismo indaga cómo funciona el mercado del hospedaje y podría emitir posibles propuestas para evitar distorsiones en los precios. El presidente de Hoteleros de Chile, Alberto Pirola, ha señalado que es necesario controlar el uso de este servicio online, que hoy funciona con “una informalidad total”.