Hace una década, vendió todo lo que tenía, incluyendo una sólida casa, para construir su emprendimiento inspirado en las chicherías que visitaba de niño con su padre y abuelo.
Por Leonardo Núñez
Después de 1 hora y 32 minutos de viaje en auto, nos detenemos frente a un pequeño viñedo con tímidos brotes de hojas de parra asomando. Son el anuncio de la pronta llegada de la primavera. Cuando dudamos de si estamos en el lugar correcto de Curacaví, nos sale a recibir un hombre que reboza energía.
Con un sombrero de huaso negro y un par de pequeños limones amarillos en sus manos, no le creemos cuando nos cuenta que ya pasó los 60 años y que tiene varios nietos.
Waze no se había equivocado. Estamos en la famosa Chichería Daine y quien nos sale a recibir es Segundo Daine Villavicencio, el hombre más buscado por esta época en esta comuna rural. En septiembre, mes de las Fiestas Patrias, aumenta la llegada de público de todas partes de Chile que visitan su local para revivir cómo eran las antiguas chicherías de campo.
Esa es la clave que ha hecho tan querido al emprendimiento de Segundo. Lo levantó inspirado en los recuerdos de las chicherías que visitaba de niño junto a su padre y abuelo. Nos estaba esperando desde muy temprano y con la mesa del desayuno servida. Con pan amasado, café con gotas de agua ardiente, queso fresco y, claro, con una degustación de su chicha fresca, que el mismo prepara con las uvas que cosecha del pequeño viñedo que en la entrada de su empredimiento.
Lo que no todos saben, es que Segundo, hace una década, vendió todo lo que tenía, incluyendo una sólida casa, para construir la chichería con sus propias manos, ya que no tenía los recursos para contratar trabajadores.
“Quería tener una chichería como a las que iba de niño. Con pilares de tronco, paredes de madera, paja y adobe y con la maquinaria antigua para hacer la chicha y los barriles de guarda”, cuenta a “El Diario Inmobiliario”.
“Diseñé y construí todo prácticamente solo, con la ayuda de un vecino o sobrino, que cuando pasaban por mi terreno, me ayudaban a poner las vigas. Me demoré varios meses. Después, eché a andar el local con pura fe, levantándome a las seis de la mañana todos los días. Y cuando me quedé sin plata, pedí un préstamo. Los del banco vinieron a ver el emprendimiento y después de probar la chicha, parece que se convencieron porque me prestaron la plata”, nos cuenta Segundo Daine.
Todo el proceso para obtener su famosa brebaje, lo realiza en la misma chichería. Nos cuenta que cosecha en abril, zarandeando las parras de forma suave con coligües, luego realiza la cocción de las uvas a leña y en pailas de cobre. Vacía el producto en tinajas de greda para enfriar y luego lo guarda en barriles de madera para mantener durante la venta. Todo el proceso está basado en la escuela de chicheros antiguos, el cual pudo revivir con al apoyo técnico del Instituto de Desarrollo Agropecuario (Indap).
Mientras seguimos recorriendo su chichería, con banderas chilenas, cachos, chupallas y muchas fotos que adornan las paredes de adobe y madera, Segundo retoma la conversación: “Todo esto que le cuento estamos hablando de ocho años o diez años atrás. No sé si hoy tendría la misma fuerza para hacerlo. Pero tenía muchas ganas. Quería armar un cuento bonito, que le hiciera honor a la chicha de Curacaví y aquí estamos, listos para celebrar otras Fiestas Patrias”.
Para llegar a la Chichería Daine depende harto del boca boca. Si pregunta en la Plaza de Armas de Curacaví le indicarán el camino. También puede contactar a Segundo Daine por WhatsApp. O dar con su cartel en el camino Lo Águila. Fono: +569 9 9550 7830.