
Por: Pabla Ortúzar, vicepresidenta del Consejo de Construcción Industrializada y arquitecta socia de Archiplan.
La construcción industrializada ya no es una promesa, es una realidad que exige ser comprendida y adoptada como un verdadero cambio de paradigma. Uno de los grandes obstáculos que enfrenta la modernización del sector construcción en Chile no es técnico ni económico: es cultural. La resistencia al cambio está profundamente instalada en la industria. La frase “así lo he hecho por 40 años y me resulta”, sigue siendo el mayor freno para evolucionar.
Romper esa inercia requiere liderazgos decididos, educación continua y políticas públicas alineadas. También exige mostrar que cambiar no es perder, sino ganar en calidad, seguridad, impacto ambiental y competitividad. La construcción industrializada no es el futuro, es el presente que debemos abrazar.
Muchos profesionales y trabajadores del rubro están aún anclados en lógicas tradicionales, que si bien han dado resultado, hoy ya no responden a las exigencias de una sociedad más consciente, regulada y exigente. Implementar nuevas tecnologías y metodologías no es solo un lujo de grandes empresas; es una necesidad urgente para todas las escalas de proyecto.
Es necesario entender que esta forma de construir no solo apunta a incluir prefabricados, sino que representa una metodología completa que mejora el desempeño en todas las etapas de un proyecto. Industrializar no es producir en serie sin criterio.
Es diseñar desde el inicio con precisión, estandarización con sentido, eficiencia y una lógica de mejora continua que se traduce en obras más rápidas, limpias y sostenibles. En tiempos en que la productividad del sector construcción en Chile sigue estancada, adoptar esta visión es más urgente que nunca.
Un testimonio que ilustra bien esta situación es el de una empresa constructora mediana de Valparaíso que, tras años de operar con procesos tradicionales, se atrevió a adoptar modelación BIM y sistemas de construcción en seco. El resultado: mayor precisión, menos reprocesos y mejor experiencia para sus clientes. Al principio se resistieron, pero hoy su gerente declara que no volverían atrás.
La cultura del cambio no se impone, se construye. Por ello, trabajamos activamente para sensibilizar a través de seminarios, formación, casos de éxito y la vinculación directa con universidades. Porque cambiar la forma de construir también es cambiar la forma de pensar.