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23 diciembre, 2024 /

Medidas preventivas para amortiguar las catástrofes por altas temperaturas: ¿Son suficientes?

La gestión de riesgos por temperaturas extremas, requiere un enfoque multifacético que considere la prevención, la preparación y la respuesta a los eventos de calor extremo, tales como los que advirtió la Dirección Meteorológica de Chile para el reciente fin de semana en sectores de la cordillera de la costa, precordillera y valles de las regiones de Coquimbo, Valparaíso, Metropolitana y O’Higgins. 
Dado el peligro inminente y las consecuencias que año tras año debemos enfrentar, la CChC ha hecho un llamado al sector para que pueda poner en práctica los protocolos establecidos en la “Gestión del riesgo por exposición a altas temperaturas y altas temperaturas extremas”. Estas medidas analizan los riesgos, e identifican por ejemplo, a las poblaciones vulnerables como las personas mayores, niños, personas con enfermedades crónicas (cardiovasculares, respiratorias, renales), personas sin hogar, trabajadores al aire libre, como principalmente susceptibles a catástrofes.
La prevención es parte de las políticas que se han venido exigiendo para no terminar en soluciones reactivas sobre la marcha, y para implementarla, lo primero es evaluar la severidad de los efectos del calor que han tenido que considerar la temperatura ambiente, la humedad, la radiación solar, la velocidad del viento y la duración del evento de calor;  utilizar índices como el Índice de Calor (Heat Index) o el Índice de Temperatura-Humedad (WBGT); así como identificar ubicaciones de riesgo como áreas urbanas con poco arbolado, edificios sin aire acondicionado, lugares de trabajo al aire libre.
Analizar las consecuencias potenciales es prioritario para mermar los golpes de calor, la deshidratación, las enfermedades cardiovasculares exacerbadas, el aumento de la mortalidad, la disminución de la productividad y los daños a la infraestructura. Entre las medidas propuestas se destaca la implementación de un plan de hidratación que garantice al menos 3 litros de agua por persona durante cada día, así como asegurar sombra en los puntos de trabajo expuestos al calor.
Además, se sugiere monitorear de manera constante las condiciones meteorológicas y las alertas emitidas por Senapred y promover en toda circunstancia la hidratación de los trabajadores cada 15-20 minutos, donde la planificación y comunicación será clave para desarrollar un plan de acción con medidas específicas en diferentes escenarios de calor extremo.  Comunicar el plan a la población y a los grupos de riesgo a través de diferentes canales, puede ser la base de un plan efectivo.

Las medidas de adaptación urbana también son básicas para el éxito de la prevención. Por lo mismo,  es clave aumentar la vegetación urbana, crear espacios sombreados, mejorar la eficiencia energética de los edificios e implementar sistemas de refrigeración en espacios públicos.

También el autocuidado debe estar reforzado en la educación de estas políticas, para la comprensión de utensilios transversales como el uso de ropa ligera, sombreros, gafas de sol, protector solar; igualmente los empleadores deben hacerse cargo de  Implementar horarios flexibles, pausas para el descanso, acceso a agua potable y zonas de refrigeración para los trabajadores expuestos al calor, además de proporcionar formación sobre los riesgos y las medidas de prevención.

Esperábamos que con la activación y el llamado de los diferentes sectores involucrados a implementar los protocolos, el territorio nacional entre los meses de noviembre del año 2024 y marzo del año 2025, lograran una mejor actuación frente a esta amenazas que año tras año deja desastre en infraestructura, terrenos y vidas, pero el fin de semana dejó en evidencia que falta muchísimo para bajar las catástrofes que dejan las altas temperaturas en período estival.

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