
Por: Álvaro Ricardi Mac-Evoy, Socio Fundador SPM Administración y Organizador ExpoCondominios, Advisor de Tecnología para la Copropiedad.
Desde este último año se ha visto como la copropiedad y sus actores, han tomado mayor protagonismo en distintos espacios mediáticos, aunque no siempre ha sido desde el punto de vista positivo. Con preocupación se observa que las voces mandantes, terminan siendo quienes tienen la billetera para pagar el “placement” y posicionar su marca en una nota o cuña, más que quienes podríamos ser más precisos y exactos en las respuestas. Además, a veces sus imprecisiones generan aún más resquemor y desinformación a nuestro alicaído rubro.
No porque hoy estemos con muchas más regulaciones y obligaciones nos hemos vuelto mejores administradores o administradoras, simplemente varios están cumpliendo con el mínimo requerido y salen a ofrecerse al mercado considerando que esto es fácil.
Esta ilusión de lo simple que es administrar, creo que viene dado por la baja complejidad de los cursos o acreditaciones necesarias para certificarse, por algunas notas de prensa sobre lo bien “remunerado” que puede ser administrar o lo romántico que puede sonar ser emprendedor, pero la realidad es totalmente distinta.
Es más, en la columna anterior hablé de que a esa fecha habían aproximadamente 3.900 inscritos al RNA, hoy el número publicado por el Minvu es de 4.703, sin considerar las inscripciones pendientes de aprobar. Ha crecido considerablemente cuántas personas están acreditadas para administrar, pero no necesariamente que están en ejercicio.
Leyendo las consultas que circulan en los grupos de WhatsApp donde participan casi un cuarto del total de inscritos en el RNA – resulta alarmante la facilidad con que se formulan preguntas a los colegas, la rapidez con que se toman por ciertas sus respuestas y cómo, muchas veces, estas provienen de un simple “copiar y pegar” de lo que entrega Google o la IA, quedando lejos de lo que realmente establece la Ley de Copropiedad. Lo más grave es que, en base a esas respuestas, se terminan tomando decisiones en las comunidades.
La experiencia te da conocimiento, obvio que no todos partimos sabiendo y debemos consultar muchas veces, pero en una era donde gran parte de la información viene de fuentes poco fiables, un sin fin de fake news o simplemente de el que tenga más tiempo para responder, en este rubro donde la imprecisión es falta, un error te puede dejar fuera de administrar. No puedes dejar de revisar antes el reglamento de copropiedad de tu Comunidad, la Ley y su reglamento.
Me preocupa que esta nueva camada de administradores y administradoras no estén a la altura del desafío. Los más longevos vemos con cautela y no por ser más temerosos, sino porque entendemos lo que significa este cambio legal y porque observamos la cantidad de nuevas obligaciones y responsabilidades que derivan de la ley, de las nuevas legislaciones laborales, de las legislaciones tributarias, de los seguros y de un sin fin de gestiones que no están listadas en los cursos, inteligencias artificiales o grupos de whatsapp.
Las relaciones personales y resolución de conflictos dentro de las Comunidades están a la orden del día y varían en cada una de ellas, son un universo único y especial del cual tú estás a cargo, en una sociedad que está más agresiva y exigente.
No podemos seguir siendo los todólogos, término que he escuchado mucho este último tiempo, dado que las instituciones que hoy nos regulan exigen un estándar mucho más alto, como por ejemplo lo es la Dirección del Trabajo, donde antes podías redactar una solicitud simple para rebajar o conmutar una multa, pero hoy es necesario un nivel de escrito legal el cual, te recomiendo, sea hecho un por un abogado laboral.
En ahorrar no está tu mejor gestión sino en la calidad del resultado. Entonces volviendo al principio, la voz de este rubro tampoco puede estar en manos de otros que no seamos nosotros mismos, quienes estamos en la primera línea de la gestión diaria con los desafíos propios de un negocio que crece día a día con las nuevas edificaciones y que requiere de un servicio a la altura de esta época, especializado y preparado.