Por: Álvaro Ricardi Mac-Evoy, Socio Fundador SPM Administración, Organizador ExpoCondominios y Advisor de Tecnología para la Copropiedad.
Queda muy poco para que entre en vigencia el Registro Nacional de Administradores y a la fecha hay aproximadamente 3.900 personas o empresas registradas, lo que según las cifras que se manejan de cuántas comunidades, en chile representaría el 8% de ellas.
Sabemos que un administrador puede administrar más de una comunidad pero el ratio promedio de 4 comunidades por persona, aún así, nos sigue dejando por debajo de lo que obligatoriamente regirá para todos.
Con esto surgen muchas preguntas: ¿Como se fiscalizará el correcto ejercicio de esta profesión?; ¿Que sanciones se arriesgan las comunidades al elegir un administrador no registrado?; ¿Que pasa por quienes administrarán igual pese a la nueva exigencia?… Entre otras.
Se entiende el espíritu del Registro, puesto que nace con la idea de poder elevar las competencias para quienes ejercemos, poder generar una trazabilidad real de la oferta de quién administra, sancionar a quien incurra en faltas y proteger al copropietario.
Sin embargo, es preocupante que deja fuera lo que debería ser una obligación mínima de quien habita en copropiedad, me refiero a la necesidad de educarse y comprender las implicancias de vivir en comunidad, sus responsabilidades y obligaciones.
Ahí no conversa otra vez más, lo público con lo privado. Por lo que levanto la voz para aclarar que desde nuestra vereda, sentimos que hay un efecto positivo de la normativa que logrará nivelar el piso para todos, misma exigencia mínima donde primará tu oferta y valor agregado, por sobre otras cosas.
Sin embargo, con tanta nueva regulación desde la copropiedad, lo laboral, lo contable, lo trinbutario y lo operativo, el efecto será un servicio más profesional, pero con un costo mayor y claro.
Lo vemos hoy en nuestra empresa donde tenemos que hacer una reestructuración interna de lo que era llevar al día procesos contables, por cumplir en el tiempo y forma, muchas nuevas regulaciones que antes no existían y generar incipientes aristas de trabajo especializadas de cara al recurso humano, por ejemplo.
Entonces, estos “vientos de cambio” traerán en un futuro no muy lejano, la concentración del rubro en empresas con una estructura sólida, entrenada y especializada, para llevar adelante las tareas del universo inmobiliario que día a día sigue creciendo.
