A 25 años de la institución de la Fiesta de la Divina Misericordia que inspiró su construcción, el templo entró en la fase final de sus trabajos. Su arquitecto Osvaldo Fuenzalida explica diseño del edificio.
Por Leonardo Núñez
Con su obra gruesa ya terminada, lo cual permite apreciar su cruz de más de seis metros de altura desde varios kilómetros de distancia, el Santuario de la Divina Misericordia, que se levanta en el sector de Las Canteras-Chicureo (comuna de Colina), entró en la fase final de su construcción.
Diseñada por el arquitecto Osvaldo Fuenzalida, también realizador de la Parroquia San Francisco de Sales de Vitacura, los fieles reactivaron la campaña para apoyar los trabajos finales del templo y financiar sus gastos operativos.
El Santuario busca dar acogida a los devotos de la Divina Misericordia, cuya fiesta se celebra el domingo siguiente al domingo de Pascua de Resurrección, para recordar que Dios es amor y misericordia, y hacer presente el llamado a confiar en Él y en su perdón. El Papa San Juan Pablo II instituyó esta Fiesta en 2000, al canonizar a la religiosa polaca Santa Faustina Kowalska. Este año la Fiesta será el 27 de abril.
Fue en 2003, cuando nuestro país se preparaba para el Bicentenario de la Independencia, que surgió la idea de construir el santuario. El padre Juan Ignacio Schramm C., sacerdote miembro de la Fundación Santuario Divina Misericordia a cargo de la construcción, recuerda que se barajaron distintas posibilidades de ubicación, hasta que en marzo de 2008 se encontró el actual terreno, en Chicureo. “La ciudad estaba creciendo hacia ese sector y las proyecciones urbanísticas estimaban que el crecimiento continuaría”, señala.
El Papa San Juan Pablo II, al ser informado de la iniciativa, envió su aliento y bendición para el proyecto, y obsequió un ícono de Jesús Misericordioso para el decorado del templo, el cual hoy, a 25 años de la institución de esta Fiesta y de la canonización de Santa Faustina, cada vez está más cerca de hacerse realidad.
El santuario cuenta con capacidad para unas 600 personas sentadas. En la parte trasera del edificio, habrá una iglesia más pequeña, para 120 personas, cuyo uso está pensado sobre todo en las Misas de los días de semana y para acoger a grupos de peregrinos de la Divina Misericordia.
“El Santuario, aparte de los servicios materiales y espirituales que presta, es una señal física de la presencia de Dios y de la Divina Misericordia de Cristo para el mundo. Dicha presencia, se expresa en los edificios que lo constituyen. Por ello, para su diseño se eligió simbólicamente un volumen en forma de cruz”, explica el arquitecto Osvaldo Fuenzalida.
“Al centro, donde se ‘intersectan’ los dos volúmenes que lo conforman, se levanta un campanario coronado por una cruz. El campanario señala el punto en el que convergen los altares de la Iglesia principal y capilla de uso diario, así como los tabernáculos en los que se reserva el Santísimo Sacramento y en este, la presencia real de Cristo. En su infinita misericordia, Dios nos dio un Redentor que viene a rescatar a la humanidad por intermedio de su mensaje de salvación que culmina en su entrega en la cruz, símbolo de su amor por nosotros. En ella Cristo se entrega con los brazos abiertos para recibir a todo el que quiera buscarle con fe y sencillez. La forma del edificio representa ese amor y los brazos que acogen la llegada de los peregrinos”, agrega Fuenzalida.