
Por: Angélica Figueroa Valenzuela, arquitecta urbanista, jefa del programa Distrito Co. por Fundación Chile.
En Santiago, una red de alianzas territoriales comienza a consolidarse con fuerza, para impulsar la dinamización de barrios comerciales mediante la colaboración público-privada. El desafío es proyectar con visión de largo plazo, más inclusión sectorial y gobernanza efectiva.
En un par de meses se ha podido ver a los mismos actores en actividades distintas: la Santa Vendimia y feria de emprendedores en Ñuñoa, el lanzamiento del Plan de Supermanzana para el Barrio Meiggs y el lanzamiento del programa Santiago Urbano de Corfo, ¿Qué tienen en común? Todos buscan revitalizar sus distritos comerciales. Así, casi sin darnos cuenta, se comenzó a tejer un ecosistema territorial en la Región Metropolitana.
De esta forma, en los últimos años surgió una red de alianzas territoriales que comparten el objetivo de dinamizar, activar y transformar distritos comerciales, a través de la colaboración entre el sector público, el mundo privado y organizaciones locales. Desde iniciativas lideradas por agencias de fomento como Corfo y Sercotec, el Gobierno de Santiago, municipios, e incluso, desde esfuerzos autogestionados por asociaciones gremiales o locatarios, este entramado ya muestra signos evidentes de maduración.
En varios distritos ya es posible identificar figuras como gerencias locales o comités directivos compuestos por actores del mundo empresarial y vecinal. Por otra parte, los municipios han asumido roles más activos, al instalar contrapartes que acompañan, coordinan y dan seguimiento efectivo a estas iniciativas. En paralelo, se observa una mayor capacidad para articular recursos y gestionar una agenda de mejoramiento.
Frente a este escenario, podríamos decir que estamos ante el desarrollo de un nuevo “músculo metropolitano”, un ecosistema que impulsado por distintos niveles de gobierno y por comunidades activas, comienza a coordinarse y proyectarse de forma más estratégica, pero que como todo proceso vivo, enfrenta importantes desafíos que deben ser abordados.
El primero de estos desafíos está relacionado a la sostenibilidad en el tiempo: ¿cómo aseguramos que los liderazgos actuales se mantengan y se multipliquen?; ¿Cómo incorporamos nuevos sectores económicos que hoy no están representados?. Si bien muchas de las iniciativas actuales tienen un fuerte anclaje en el rubro gastronómico, resulta fundamental abrir espacios a otros sectores relevantes: comercio especializado, servicios profesionales, talleres, oficinas y economía creativa. Solo con mayor inclusión sectorial se logrará consolidar una red más representativa y resiliente.
Otro desafío clave es el fortalecimiento de las alianzas municipales. En la práctica, muchas veces existe voluntad de colaboración, pero ésta no se traduce en instrumentos concretos. Es urgente avanzar hacia convenios de cooperación, mecanismos de cofinanciamiento, subsidios o planes de acción compartidos, que den sustento institucional a la gobernanza de los distritos y eviten su fragilidad ante cambios de administración o ciclos políticos.
Finalmente, este nuevo ecosistema de entramado comercial, solo podrá consolidarse basado en la colaboración genuina, el aprendizaje compartido y la construcción de confianzas, como generar espacios clave e instancias de intercambio de buenas prácticas, redes de colaboración y una narrativa común que posicione a los barrios comerciales como activos estratégicos de la ciudad. Sería significativo imaginar para el Gran Santiago contar con una red de distritos comerciales con identidad propia, articulados bajo una marca ciudad que potencie su proyección nacional e internacional.
Las alianzas territoriales no son solo una herramienta de gestión, son una forma de hacer ciudad desde lo local, una forma renovada de entender los procesos de regeneración y revitalización, que es sostenida en el tiempo. En la Región, este ecosistema ya está en marcha. El próximo paso es apostar por su madurez, es decir institucionalizarlo, diversificarlo y proyectarlo como una política de ciudad de largo plazo.