El nuevo modelo que arribó a Chile respecto a la administración de copropiedad se ha sofisticado de la mano de la tecnología y, busca, otorgar mayor valor agregado y hacer más expedita la compra de una propiedad entre “extraños” y/o anónimos.
Por: Renato Herrera Lagos
El nuevo modelo colaborativo cuenta con varias variantes y ventajas: permite reducir la inversión de entrada a una segunda vivienda; aprovechar la plusvalía, y; contar con mayor protección ante una crisis inmobiliaria, como por ejemplo la que actualmente se está viviendo, producto del alza sostenida del costo de la vida, como por la devaluación agresiva del peso, como por el más complejo de los factores, la inflación que ha llegado a alzas cercanas al 13,1% en doce meses.
Para los expertos uno de los mecanismos más seguros para paliar las crisis es resguardarse en UF. Para esto existen varias opciones, una de las más novedosas corre por cuenta de la copropiedad en la segunda vivienda.
El cofundador de la startup Legria, Ignacio del Río, advierte que el diferenciador de ellos respecto a otras empresas es que ofrecen viviendas de copropiedad divididas en ocho fracciones, señalando además, que “la inversión inmobiliaria ha sido siempre uno de los activos de refugio más importantes en el mundo. En especial la segunda vivienda ha sido una inversión con alta plusvalía. El problema histórico es la barrera de acceso, que en este caso viene a ser la inversión inicial”.
Septiembre comenzó con una UF a razón de $33.851,69 y el argumento de los expertos es categórico, señalando que en la actualidad “contar con inversión indexada a la UF permitirá que los ahorros y activos no pierdan valor. En el caso de un inmueble, además te entrega plusvalía, factor que no ha hecho más que crecer aceleradamente en Chile en las últimas décadas”, señala del Río.
Otra de las opciones existentes en materia de economía colaborativa en el rubro inmobiliario es Loogar, un modelo que busca democratizar la inversión inmobiliaria en nuestro país y donde los compradores tendrán apoyo y podrán rentabilizar su compra: “No se necesita calificar a ningún crédito hipotecario y podrán acceder a la compra teniendo desde 5 millones y medios, solo se paga el valor de las semanas elegidas para utilizar la propiedad y puede ser desde un 3,8% de la propiedad.”, explica Constanza Vera, Co-fundadora y CEO. En su sitio se pueden revisar las ventajas de este modelo de inversión y el stock a lo largo de Chile.
“Es una inversión real, en la que quedas inscrito en la escritura de la propiedad, con derecho de uso, goce y disposición, lo que da la seguridad de que nada puede hacerse en la propiedad sin tu autorización y eres totalmente autónomo en qué haces con tus semanas: usarlas, prestarlas, arrendarlas, etc. Otras empresas lo hacen a través de una sociedad, pero eso no es 100% seguro para el inversionista, ya que depende de cómo se hayan establecido las cláusulas para los copropietarios”, explica Vera.
En los Estados Unidos fue una startup dedicada a la venta de copropiedades de administración digital, conocida como Pacaso, que a finales de 2020 rompió un récord en el mercado norteamericano: ser la compañía que más rápido alcanzó el estatus de “unicornio”, con tan solo cinco meses de existencia. Un modelo que hoy también se masifica en Europa y que en Chile terminó arribando de manos de la empresa Legría, otra startup local fundada por los ingenieros civiles industriales, Ignacio del Río y Pedro Pablo Mir.
“La copropiedad ha existido siempre, pero su potencial de ser una herramienta de inversión para todos, es bastante reciente. En el pasado, dividir una propiedad en varios dueños era complejo, porque implicaba la gestión de cada dueño y sus intereses. Pero con tecnología, la administración puede ser digital y, a través de una plataforma, se puede gestionar el tiempo de uso, los gastos, reparaciones e ítems extras de la propiedad”, aclara Del Río.
Además de evitar los problemas de coordinación y convivencia, el modelo de copropiedad permite reducir de manera significativa el ticket de acceso a una segunda vivienda, generalmente emplazadas en balnearios reconocidos o zonas estratégicas, asegurando la plusvalía de la vivienda. “Una segunda casa además de ser una buena inversión es donde se generan los mejores recuerdos de la vida. Qué mejor que tus vacaciones sean una inversión en vez de un gasto”, agrega Del Río.
En general, un inversor puede ser dueño de una propiedad pagando la octava parte del valor real teniendo derecho a usarla o arrendarla por 44 días al año. Por ejemplo, accediendo a una casa de 24 mil UF, por solo 3.000 UF.
“Por una parte, eso democratiza el acceso a una segunda vivienda, ya sea para quienes antes no lo veían como opción, aquellos que lo tenían en mente pero pueden adelantar ese sueño o quien lo aprecia netamente como inversión. Y además simplifica el proceso: en vez de hacer trámites notariales y de bienes raíces, entras a formar parte de una sociedad accionaria de manera sencilla y la plataforma online permite que ya puedas usar el tiempo proporcional de la casa. Y si en algún momento decides vender para capitalizar tu inversión, lo realizas sin inconvenientes”, sentencia el CEO de Legría.
Por otro lado, la diferencia principal con Loogar para con otras empresas que prestan un servicio similar, radica en el segmento al cual están dirigidas, ya que estas últimas se enfocan en propiedades de lujo mientras que Loogar busca llegar a un segmento transversal de micro inversionistas.
La firma, además, tiene objetivos ambiciosos en cuanto a su crecimiento de la mano de la tecnología. “Estamos desarrollando algoritmos y una plataforma especializada para hacer más fácil la decisión de compra y la administración de múltiples micro-inversiones”, comenta el emprendedor.
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