La ciudad referente a nivel mundial en muchos aspectos, tiene a la fecha, muchos edificios de oficinas con una ocupación de 50% menos que los niveles previos al Covid 19.
Por: Renato Herrera Lagos
Nueva York es una de las ciudades íconos y más emblemáticas gracias a su esencia global, es sin duda, un referente a nivel mundial en cuánto a medios de comunicación, política, educación, arte, entretenimiento y moda. La influencia cultural de la ciudad es uno de los factores más pujantes del país, por lo que en la actualidad está recibiendo aún más turistas por año, aproximándose a ser una ciudad con foco en el goce más que en el trabajo.
En la misma línea, parte de este foco se ha ido provocando luego de la pandemia, donde se sacó las mesas de los bares y restaurantes a las calles, y se desocupó en gran medida el mercado de oficinas en el orbe. Esta metamorfosis la tiene convertida en la meca de la diversión, el turismo y placer, por lo que el año pasado se calcula que fueron 56 millones de personas las que la visitaron.
Sin embargo, en la ciudad también conocida como The Empire City, encontramos muchos edificios de oficinas con una ocupación de 50% menos que los niveles previos al Covid 19, cuestión que perjudica a un sector que busca imperiosamente la reactivación.
Para los expertos existen ciudades que marcan la pauta en los Estados Unidos en materia inmobiliaria, ya sea tanto por la calidad de vida como por el precio del suelo. Y por supuesto que NY es una de ellas gracias al auge generado en la década en 1920, cuando la zonificación dividió las ciudades en vecindarios separados para cada hogar.
Pero esta no sería la primera metamorfosis de Nueva York, cabe señalar que su puerto Hudson la convirtió en un polo comercial que se mantiene incólume hasta estos días, dominando a los Estados Unidos y sus prolíferas industrias, que fueron desde la refinación del azúcar hasta la edición y publicación de libros.
Luego vinieron los ferrocarriles. El economista de Rutgers, Jason Barr, ha desacreditado el mito urbano de que NY tiene dos distritos comerciales repletos de rascacielos, Wall Street y Midtown, debido a la ubicación de los cimientos. De hecho, la ciudad tiene estos dos distritos porque el desarrollo se concentra cerca del comercio.
El distrito más antiguo, Wall Street, estaba atado al antiguo puerto. El más nuevo, Midtown, creció alrededor de las estaciones de tren. La industria manufacturera de la ciudad podría surgir de su ubicación en el nexo del ferrocarril y la navegación. La era del ferrocarril fue aún más fundamental para Chicago, con sus gigantescos Union Stock Yards, construidos por un consorcio de nueve compañías ferroviarias para facilitar el flujo de carne occidental hacia los vientos orientales.
Pero durante más de un siglo las ventajas relacionadas con el transporte de ciudades más antiguas como Nueva York y Chicago, han decaído. Los barcos portacontenedores y la proliferación de carreteras significaron que en la década de 1960, Nueva York ya no era un lugar eficiente para producir en masa. El crecimiento de Los Ángeles, por el contrario, ha sido impulsado por su clima mediterráneo y la belleza natural de California.
El costo del suelo como tope de piedra para combatir el déficit habitacional
El colapso de la manufactura envió a Nueva York a una crisis existencial en la década de 1970 e intensificó la huida de la clase media a los suburbios. Un punto positivo y una lección para el futuro: los lofts industriales abandonados proporcionaron un espacio de vida económico para miles, muchos de los cuales ignoraron los códigos de zonificación que declararon ilegales sus hogares.
Nueva York salió de la depresión reinventándose en torno a industrias del conocimiento tanto en lo financiero como en los servicios. La globalización ofreció, entonces, enormes beneficios a los inversores inteligentes. Para 2008, el 44 por ciento de la nómina total de Manhattan se destinó a empleos en finanzas y seguros.
Las finanzas difieren de las industrias más antiguas porque nada intrínseco mantuvo a las empresas financieras en Nueva York, lo que significa que la ciudad podría conservar su industria dominante solo mejorando su calidad de vida. Eso ayudó a que los votantes eligieron alcaldes orientados a la gestión, incluidos Rudy Giuliani y Michael Bloomberg, que se centraron en los servicios básicos de la ciudad, especialmente en la vigilancia. A medida que caían los niveles de criminalidad, resurgió la ventaja intrínseca de la ciudad para proporcionar diversión.
Reordenamiento del mercado de oficinas a departamentos en Nueva York tras la pandemia
Una ciudad global con altos estándares para conseguir y pagar una vivienda
A diferencia de épocas anteriores respecto al éxito urbano, esta vez Nueva York no produjo suficientes viviendas para satisfacer la demanda. El costo de vida se disparó y para 2008, se comparaba a Nueva York con Houston, ya que el último seguía asequible para los estadounidenses comunes gracias a su construcción agresiva. Manhattan, por su parte, se volvió dependiente de sus asalariados de élite, que también era el único grupo que podía permitirse vivir en sus barrios cada vez más caros.
En 1980, el futurista Alvin Toffler argumentó que la tecnología de la información haría que las oficinas urbanas quedarían obsoletas y que los trabajadores utilizaran en su lugar “casas de campo electrónicas” residenciales. Durante 40 años fue impensado, pero hoy se debe reconocer que era un visionario con mucha razón.
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