No sólo factores políticos juegan en la decisión de elegir el lugar donde los partidos Republicano y Demócrata nominan a sus candidatos a Presidente y vicepresidente. Hay millones de dólares en incentivos.
Por Leonardo Nuñez
El atentado que casi le cuesta la vida al ex Presidente Donald Trump concentró la atención mediática mundial en la ciudad de Milwaukee (la más poblada del estado de Wisconsin, norte de EE.UU.), donde el pasado lunes partió la Convención Nacional del Partido Republicano. Ésta, al igual que la del Partido Demócrata, es un evento clave de la política de la potencia norteamericana, ya que culmina con la nominación oficial del candidato a Presidente y Vicepresidente de la nación.
Por tradición se realizan entre julio y agosto. Y parte primero la del partido opositor, que en este caso es el de Trump. Se trata de eventos donde entran en juego muchos factores, no sólo el político, y no cualquier ciudad clasifica.
De hecho, las elegidas deben cumplir con varias cualidades y no son pocas las que quieren ser seleccionadas: una convención moviliza millones de dólares y significa dinero fresco para las arcas de los gobiernos locales.
Algunos de los criterios para seleccionar la ciudad anfitriona incluyen la capacidad de alojamiento, la infraestructura de transporte y las instalaciones del lugar del evento, que deben contar con centros de convenciones y estadios.
La del partido republicano este año se realiza en el Fiserv Forum, que por el reciente atentado debió reforzar sus medidas de seguridad. Es considerado como uno de los mejores recintos de Estados Unidos para la disputa de los partidos de la NBA. Se inauguró en 2018 y tiene una capacidad para 17.341 espectadores. Costó US$ 524 millones de dólares, bajo un proyecto de los estudios de arquitectos Populous, HNTB y Eppstein Uhen. El nombre de la instalación lleva el de una empresa local, Fiserv, que firmó un acuerdo de patrocinio por 25 años.
Para este mitin político, se espera que asistir un total de 2.374 delegados de todo el país para debatir y realizar la nominación de su candidato a ocupar la Casa Blanca (en este caso la votación es considera una formalidad porque Trump aseguró la nominación con facilidad en marzo, al acumular más del 50% de los delegados en distintas elecciones primarias).
De acuerdo a diversos estudios, las convenciones nacionales generan ingresos por gastos en turismo, consumo en restaurantes y Bares, compras y entretenimiento. Son muy apetecidas además por los puestos de empleo temporal en sectores como servicios de hospitalidad, transporte, seguridad y logística. Además, son una oportunidad de empleo para voluntarios y apoyo de las actividades de la convención.
Los controladores de la infraestructura también se benefician por el arriendo de las instalaciones, como son los centros de convenciones, estadios y otros lugares recintos.
Por ejemplo, la Convención Nacional Demócrata de 2016 en Filadelfia generó aproximadamente US$ 230 millones en impacto económico directo e indirecto. Y atrajo a la ciudad a alrededor de 50.000 visitantes, incluidos delegados, medios de comunicación y otros participantes. La Convención Nacional Republicana del mismo año en Cleveland, en tanto, generó un impacto económico estimado de US$ 188 millones de dólares.
¿Y qué pasa en Chile? En nuestro país los partidos políticos, que no pasan por su mayor momento de popularidad, no realizan convenciones de esta magnitud. Pero sí han habido recintos emblemáticos donde se han hecho recordadas asambleas. Uno de esos lugares es el Teatro Caupolicán, de calle San Diego, en Santiago Centro, famoso por el “Caupolicanazo” del 27 de agosto de 1980, el cual reunión a los partidos opositores de la época para rechazar el plebiscito por una nueva Constitución. Los actuales administradores del recinto, que ha quebrado en más de una ocasión, destacan que el teatro posee cafetería, servicios higiénicos, miniteatro interior y 4500 butacas.