El reciente desayuno organizado por la Certificación Edificio Sustentable (CES) para conmemorar su décimo aniversario no solo sirvió para hacer un repaso de los logros alcanzados en esta década, sino que también abrió una interrogante clave: ¿por qué, pese a los avances, no tenemos más edificios sustentables en Chile? ¿Qué nos está faltando para que nuestras ciudades sean verdaderamente amigables con las personas y el medioambiente?
Con cerca de 600 proyectos inscritos y más de 140 certificados a nivel nacional, CES ha demostrado que es posible establecer estándares de sustentabilidad en la construcción, reduciendo el impacto ambiental de los edificios y mejorando el confort de sus usuarios. Sin embargo, su alcance aún está lejos de masificarse, especialmente en el sector privado y en las viviendas.
¿Es el costo la principal barrera?
Una de las preguntas que surgen en este contexto es si la inversión es el principal obstáculo para la expansión de los edificios sustentables. Si bien la eficiencia energética y la reducción de emisiones generan ahorros a largo plazo, el costo inicial de diseñar y certificar proyectos bajo estos estándares puede ser un desincentivo, especialmente en el sector inmobiliario privado.
“Uno de los mayores impactos de CES ha sido su descentralización. Regiones como La Araucanía han liderado la inscripción de proyectos porque la eficiencia energética no es un lujo, sino una necesidad”, explicó Hernán Madrid, jefe de CES, durante la instancia. Este factor deja en evidencia que, cuando existe una demanda clara y beneficios tangibles, la sustentabilidad se vuelve un requisito más que una opción.
Para que la certificación no quede limitada a proyectos estatales o iniciativas específicas, es clave generar incentivos que motiven la participación de más actores del sector privado. ¿Cómo lograrlo? Existen múltiples estrategias, desde subsidios o beneficios tributarios hasta regulaciones que integren la sustentabilidad como un requisito normativo en la planificación urbana.
Además, la certificación debe volverse más accesible en términos de costos y procesos, facilitando que más desarrolladores y arquitectos la consideren desde las primeras etapas del diseño. La tecnología y la digitalización también pueden jugar un rol clave en agilizar estos procedimientos y reducir sus costos asociados.
El futuro: ciudades realmente sustentables
El desafío ya no es solo certificar más edificios, sino repensar la planificación urbana para hacer que nuestras ciudades sean más sustentables de manera integral. Esto implica fomentar el transporte público eficiente, potenciar la infraestructura verde y garantizar que los edificios sean parte de una red de sostenibilidad más amplia.
CES ha demostrado que es posible avanzar hacia una construcción más responsable con el medioambiente y con las personas. Sin embargo, para que la sustentabilidad no sea solo una certificación, sino una norma en el desarrollo de nuestras ciudades, se requiere un esfuerzo conjunto entre el Estado, el sector privado y la ciudadanía. La pregunta ya no es si podemos hacerlo, sino cómo aceleramos el proceso.