El estudio “Seguridad hídrica para Chile y sus regiones” destaca que el agua representa al menos el 60% del PIB del país, ya que es necesaria para la minería, el sector forestal, la agricultura, la industria y el desarrollo.
Por Leonardo Núñez
Las precipitaciones de este año para nada garantizan que en los próximos meses varias zonas del país enfrenten complejos cuadros de sequía. Así lo indica el último informe sobre “Seguridad hídrica para Chile y sus regiones” de la Asociación Chilena de Desalación y Reúso (ACADES).
Entre los efectos del cambio climático en el país se encuentra la disminución de las precipitaciones –entre 20% y 40% según la zona–, el aumento de la evaporación y la alteración de los patrones de deshielo, lo que ha incrementado la escasez hídrica.
Es por ello que se hace necesario, indica el informe, invertir en seguridad hídrica a través de nuevos proyectos de desalación, reúso y transporte de agua.
“Necesitamos incrementar la oferta de agua en las cuencas deficitarias: la disminución esperada de más del 50% en la disponibilidad de fuentes continentales hacia el periodo 2030-2060 en las zonas norte y central del país, nos fuerza a diversificar las fuentes de agua disponibles. Adaptarse al cambio climático es esencial para asegurar la calidad de vida de las futuras generaciones y el desarrollo sostenible de nuestro país, siendo uno de nuestros principales desafíos financiar el bien público que es la seguridad hídrica”, indica Rafael Palacios, vicepresidente ejecutivo de ACADES.
Las regiones más afectadas incluyen Atacama, Coquimbo, Valparaíso, Metropolitana, Ñuble y Magallanes, abarcando 13 provincias.
Para lidiar con esta situación, los expertos señalan que es necesario realizar una mayor inversión en infraestructura hídrica. En ese línea, se propone continuar ampliando la capacidad que otorga la desalación de agua de mar y el reúso de aguas residuales.
Entre las ventajas de estas alternativas, está el que permiten garantizar un suministro permanente de forma sostenible, además de liberar presión a las fuentes continentales beneficiando a las comunidades y medio ambiente.
Actualmente el 80% del suministro de la ciudad de Antofagasta, por ejemplo, proviene de agua desalada, mientras que Tocopilla se abastece en un 100% con agua desalada, lo mismo que Mejillones.
En otras regiones del país que consideran proyectos de agua de mar, desalada o salobre, como Arica y Parinacota, Tarapacá, Antofagasta, Atacama, Coquimbo y Metropolitana, la industria minera proyecta una reducción significativa en el uso de agua continental, como por ejemplo en Tarapacá que alcanzaría un 85%, en Antofagasta un 44%, en Coquimbo en 72% y en la región Metropolitana un 64% para el 2034.
Por último, el informe destaca que el agua representa al menos el 60% del PIB del país, ya que es necesaria para la minería, el sector forestal, la agricultura, la industria, el desarrollo inmobiliario y el turismo, por lo que también es clave para la economía.