La crisis de la casa propia en Chile se debe a diversos factores, entre ellos, la escasez de suelo urbano, la falta de políticas públicas eficaces en materia de vivienda, el elevado costo de los terrenos y la construcción, la especulación inmobiliaria, las dificultades para acceder a créditos hipotecarios y los sueldos precarios que no calzan a costear la vida, especialmente con los altos precios en Santiago, son los principales factores que han agudizado la crisis habitacional.
El año pasado Déficit Cero, calculaba que en Santiago existen más de 289 mil familias con las siguientes problemáticas: hacinamientos, personas allegadas, inaccesibilidad a créditos hipotecarios, subsidios sin materializar, vivienda sociales con espacios indignos y mal localizados, donde se La Región Metropolitana (RM) contiende casi 50% del déficit habitacional nacional.
El alza sostenida de precio en la venta y arriendos también ha hecho lo suyo, porque los sueldos no suben a la par, por lo que cada día más se ve más dificultoso poder acceder a una vivienda de calidad con calidad de vida y ha llevado a que muchas familias dejarán de soñar con la posibilidad de adquirir una casa propia, teniendo que vivir en condiciones precarias o en arriendo poco dignos.
El Gobierno ha implementado diversas medidas para enfrentar esta crisis, como la creación de programas de subsidios para la adquisición de viviendas, la construcción de proyectos habitacionales sociales, y la regulación del mercado inmobiliario para evitar la especulación. Sin embargo, nada ha sido suficiente, se requieren políticas integrales y sostenidas en el tiempo para lograr una soluciones efectivas.
Los subsidios han sido importantes instrumentos, para poder dar ayudas económicas estatales para aquellas familias que no han logrado optar por una vivienda o acceder a una. Los hay variados, ya sea para construir, mejorar, obtener una vivienda o para pagar arriendos, pero ¿son soluciones reales para la problemática habitacional que se vive en Chile?.
Revisemos las opciones. Por ejemplo, está el D.S. 49 que sería un Fondo Solidario de Elección de Vivienda y que se utiliza mayormente por comités, puesto que permite adquirir una propiedad sin un crédito. Por su parte el D.S.1 es para Tramo 1 y está dirigido a sectores medios, por lo que tiene que ser complementado con un crédito y/o ahorros, además, los demandantes tienen que estar dentro del 60% y hasta el 90% más vulnerable del Registro Social de Hogares.
El D.S 19, cumple el rol de integración social y territorial, ya que permite acceder a una vivienda bien ubicada y cercana a servicios básicos; así como el leasing habitacional, da la oportunidad de adquirir una propiedad ya sea usada o nueva, a quiénes arrienden y no tengan ninguna propiedad a su nombre.
El D.S 1 Tramo 1, tiene tope máximo de vivienda para acceder de $30 millones (aproximadamente) y debe complementarse con un crédito hipotecario o con ahorros propios, ya que solo cubre hasta $15 millones de pesos, por lo que se deben contar con un ahorro mínimo 900 mil pesos (más o menos).
En el D.S 1 que corresponde al Tramo 2, el valor máximo de vivienda es de $42 millones, aunque lo que cubre el subsidio disminuye entre $15 millones y medio a $6 millones (aproximadamente), así es que se debe contemplar un ahorro mínimo de un millón 200 mil pesos (aproximadamente), ya que mientras más alto sea el precio de la vivienda, menos cubre este instrumento y más ahorro se requiere.
Pareciera una gama variada que está pensada para cubrir las diferentes necesidades, entonces, ¿cuál es el problema?. Fácil: la letra chica de estas ayudas estatales y lo poco factibles que son. Hay evidente incongruencia entre la teoría y la práctica.
Evidentemente la considerada clase media que aún puede ser parte del RSH, evidentemente no quiere migrar a comunas a las que pueden entrar dentro de los tramos que consideran los subsidios, porque afecta directamente en su calidad de vida al aumentar los tiempos de trayectos y tener servicios básicos menos a la mano, además ¿quién puede tener capacidad de ahorro hoy por hoy?. Así como van las cosas, seguiremos viviendo sin el sueño de la casa propia.