Por: Carmen Paz Muñoz,Directora de Ingeniería en Construcción de la Universidad Andrés Bello; Mg. en Dirección y administración de proyectos inmobiliarios, y; Especialista en tecnología del hormigón.
La creciente escasez de áridos, agravada por la sobreexplotación y el cambio climático, así como el persistente déficit habitacional y el aumento de desechos domiciliarios e industriales, plantean la necesidad imperante de revisar la normativa vigente en torno a la confección de hormigones y asfaltos.
Es necesario explorar alternativas sostenibles con criterios de desempeño bien definidos, fomentando la innovación en el sector, y específicamente incluir el uso de áridos provenientes de desechos como el rPET o el caucho reciclado.
Ante la Ley REP, que obliga a los productores a gestionar adecuadamente los residuos generados por la comercialización de sus productos, se podría incluir medidas de limpieza de residuos y/o generación de granulometrías controladas y estables; es decir, se podría implementar un procesamiento de residuos, seguido de una validación específica para su uso en hormigones y asfaltos, que podría culminar con plantas de procesamiento de áridos artificiales suministrando un producto confiable, estandarizado y estable.
La nueva propuesta de norma habilitará un anexo que permitirá procedimentar el estudio de mezclas de prueba para validar componentes distintos de los áridos de origen natural, por lo que se contará con un marco normativo para demostrar el desempeño de estos hormigones más sustentables.
Me preocupa que, al proponer este tema, especialmente con especificadores, se tiende a sugerir que estos hormigones tengan un uso restringido a ciertos elementos no estructurales, sin considerar que, independientemente de la proporción de materiales reciclados que conforman el hormigón, un hormigón clasificado como G25 mantendrá su grado, siempre será G25.
La futura normativa de áridos que se está discutiendo hace más de dos años considera validar específicamente estos áridos basándose en la resistencia y otros requisitos del hormigón resultante que se consideran importantes para la aplicación.
Esto significa que, si el cálculo estructural indica la necesidad de un hormigón G25, se permitirá el uso de un G25 que contenga áridos reciclados, artificiales o procesados, brindando así flexibilidad sin comprometer la calidad estructural, dentro de rangos que permitan asegurar el adecuado comportamiento tanto de hormigón fresco, como de hormigón endurecido.
Con lo anterior, resulta fundamental que la autoridad promueva e incentive a empresas constructoras y a usuarios finales, elegir materiales para sus proyectos que sean respetuosos con el medio ambiente, fomentando así prácticas más sostenibles en la industria de la construcción, sin sacrificar su desempeño mecánico y de durabilidad.
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