Por Adrián Jofré, Co-Founder en Yelli.io, Founder en MITRA, Co-Founder en LKW
El futuro del real estate se encuentra en una encrucijada. Por un lado, la crisis económica y la incertidumbre política han generado una caída dramática en la demanda de bienes raíces y por otro lado hay una oferta importante de proyectos que se están finalizando post pandemia, lo que ha llevado a una desaceleración en los precios. Por otro lado, las nuevas tecnologías están permitiendo una mayor accesibilidad y transparencia en el mercado inmobiliario. En este sentido, la tokenización fraccionada del real estate se presenta como una alternativa atractiva y prometedora.
La tokenización fraccionada consiste en convertir un bien inmueble en un token o ficha digital que se puede dividir en fracciones y vender a inversionistas. De esta manera, se facilita la inversión en bienes raíces a una escala mucho menor, por ejemplo comprando tokens o partecitas de una propiedad desde valores tan bajos como US$50, permitiendo a muchas más personas acceder a una inversión que antes estaba reservada para unos pocos que tienen mayor patrimonio y capacidad de endeudamiento. Además, la tokenización fraccionada también permite una mayor transparencia y seguridad en la gestión de los bienes, ya que todo el proceso se lleva a cabo de manera digital y automatizada.
Sin embargo, para que la tokenización fraccionada tenga éxito, es necesario que existan sistemas de liquidez eficientes y seguros. La liquidez se refiere a la facilidad con la que un activo se puede vender y convertir en efectivo. En el caso de la tokenización fraccionada, es importante que existan sistemas que permitan a los inversionistas vender sus tokens con rapidez y sin sufrir grandes pérdidas. De lo contrario, la inversión en bienes raíces tokenizados seguirá siendo una opción poco atractiva.
Lo que vamos a vivir en los próximos años va a ser muy disruptivo y cambiará la forma en que hoy invertimos en real estate, creando valor exponencial en la industria. Hay una base tecnológica muy robusta, pero también grandes desafíos en términos de generar un mercado secundario líquido y generar la adopción masiva de la tecnología.
