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2 abril, 2025 /

Segunda propiedad en la playa: ¿Sigue siendo una inversión atractiva?

Por: Cristián Martínez, fundador de Crece Inmobiliario, Ingeniero Comercial, Magister en Administración de Empresas de IEDE y Master de Administración de Empresas en la Universidad de LLeida

La pregunta sobre la viabilidad de invertir en una segunda propiedad en zonas costeras continúa siendo relevante para inversionistas de diversos perfiles, manteniendo su estatus como una oportunidad atractiva, aunque con matices que todo inversionista debe considerar.

En esto, la premisa fundamental se mantiene intacta: invertir en bienes raíces, siempre es algo conveniente, especialmente en zonas costeras. Sin embargo, el éxito de la inversión depende del modelo de negocio que se adopte y de una evaluación realista de las expectativas de rentabilidad a corto, mediano y largo plazo.

En esa línea, es importante determinar para qué se busca comprar una propiedad. Por ejemplo, si la adquisición del inmueble en una zona costera se realiza con la intención exclusiva de uso personal, el beneficio se verá reflejado en la plusvalía que se genere con el tiempo. Las zonas costeras, por su limitada disponibilidad de terrenos, tienden a experimentar una apreciación constante que puede representar un rendimiento importante al momento de la venta.

Asimismo, también existen aquellos que buscan un modelo híbrido, o sea, uso personal combinado con arrendamiento. Esta modalidad permite disfrutar de la propiedad mientras se genera un flujo de ingresos que contribuye a amortizar la inversión. No obstante, hay que tener presente que esto conlleva responsabilidades adicionales de administración y gastos que deben visualizarse en el presupuesto.

Por último, también está el modelo 100% orientado a inversión, donde la propiedad se destina exclusivamente para arriendo. Bajo esta premisa, el inversionista debe decidir entre dos formas: arriendo de larga estadía o arriendo de modelo renta corta, mediante plataformas como Airbnb. Estas dos alternativas ofrecen ventajas en sí mismas, según la ubicación de la propiedad y las características del mercado local.

En las propiedades costeras siempre hay que observar la variabilidad del flujo turístico. Por ejemplo, el incremento reciente de turistas argentinos en ciertas zonas costeras puede resultar tentador para potenciales inversionistas. Sin embargo, “una golondrina no hace verano”. La historia muestra que este tipo de tendencias pueden ser cíclicas y no necesariamente predecibles a largo plazo, como ya se ha observado en la cuarta región en temporadas anteriores, con la misma llegada de turistas trasandinos.

Invertir en una segunda propiedad, en zonas costeras, debe ser una decisión basada análisis más profundos que la simple observación de fenómenos coyunturales. Por ello, hay que evaluar factores como la plusvalía histórica de la zona, la demanda del mercado local, no extranjero (especialmente en áreas cercanas a centros urbanos como la Región Metropolitana), y la infraestructura turística consolidada en la zona.

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