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31 enero, 2024 /

“Permisología”: el desafío de la industria inmobiliaria para 2024

Por: Cristián Martínez, fundador de Crece Inmobiliario, Ingeniero Comercial, Magister en Administración de Empresas de IEDE y Master de Administración de Empresas en la Universidad de LLeida

Hoy en día nos encontramos ante una encrucijada de proporciones en el mercado de inversiones inmobiliarias, donde el manoseado concepto de “permisología”, ha alcanzado niveles que podríamos calificar como excesivos. Estamos inmersos en procedimientos burocráticos tan rigurosos que terminan asfixiando la inversión y la creatividad.

El desafío es poder encontrar un equilibrio entre la protección ambiental y la agilidad en los procesos de aprobación. Si bien, es cierto que debemos ajustarnos a las leyes establecidas, también es esencial simplificar los trámites y hacer que los permisos sean más amigables con la inversión y el medio ambiente.

Sin embargo, el escenario se ve complejo, dada la inercia en las inversiones y la retórica política que dificulta la implementación de acciones más flexibles en “permisología”. Aunque visualizar algo de estas características en este 2024 parece una tarea ardua, pero importantísima si queremos evitar que las empresas se desanimen ante la montaña de requisitos que deben superar.

En el panorama actual, quienes abogan por rechazar proyectos suelen aparecer como los “buenos de la película”. Sin embargo, lo que necesitamos no son más obstáculos, sino una mayor agilidad. Mientras persista esta lentitud en los procesos, se corre el riesgo de quedarnos rezagados en términos de desarrollo económico.

Por ello, es fundamental comprender la diferencia entre crecimiento y desarrollo económico. En Chile no estamos experimentando el primero -según distintas cifras y proyecciones- y el segundo será inalcanzable si no logramos materializar nuevos proyectos. Con este escenario podríamos decir que el 2024 podría parecerse mucho al 2023, en cuanto a “permisología”, a menos que se realicen esfuerzos concretos para avanzar.

Aunque, reducir la “permisología” no lo es todo y no garantiza el éxito si seguimos dependiendo en exceso de los permisos municipales. Un ejemplo de esto es la reciente decisión de la Corte Suprema de rechazar la demolición de un proyecto inmobiliario en Recoleta, lo que fue impulsado por el alcalde Daniel Jadue. Sin el permiso de recepción final, el cual es otorgado por la municipalidad de Recoleta, a pesar de la resolución, cualquier avance será en vano.

Frente a esto es hora de alinearnos desde una perspectiva política, económica e ideológica. Necesitamos la voluntad de hacer crecer y desarrollar nuestro país. Alinear estas tres variables nos permitirá ser más eficientes, sin descuidar el medio ambiente y las regulaciones necesarias.

No se trata de excedernos, pero tampoco de quedarnos parados en la línea de inicio. La lentitud actual en la “permisología” nos sitúa en la segunda categoría: incapaces de comenzar la carrera. El 2024 debe ser el año en que rompamos estas cadenas burocráticas y permitamos que las inversiones inmobiliarias impulsen el desarrollo sostenible que nuestro país necesita.

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