Por: Marcos Brito, gerente de Construye2025, M.Sc. Ingeniero civil industrial Universidad Adolfo Ibáñez.
Recientemente, culminó una nueva versión de la Semana de la Madera, con una alta afluencia de público e interesantes charlas. Sin duda, el sector está cada vez más inmerso en los beneficios técnicos de este material, que por el lado, estructural ha demostrado cumplir con diversas exigencias y resultados en obras de gran envergadura, habiendo ya en el mundo más de 10 casos de edificios de más de 50 metros de altura, especialmente al ser combinada la madera con otros materiales en forma híbrida.
En este sentido, el comportamiento estructural y resistencia sísmica de la madera ha sido testeado en diversas instancias, destacando en Chile el proyecto experimental Torre Peñuelas, en la región de Valparaíso.
Por otra parte, sin duda que la característica en la que este material sobresale y toma bastante ventaja, es en el ámbito medioambiental. Además, de ser estructuralmente competitiva y de capturar CO2, la madera tiene relevantes propiedades en cuanto a aislación de temperatura y humedad, con lo que aumenta aún más sus atributos hacia lo ambientalmente sustentable. Uno de los aspectos que impresiona es su alta resistencia al fuego, especialmente cuando se trata de elementos constructivos de alta densidad (bloques de CLT o madera encolada laminada), al contrario de lo que muchos podrían pensar.
Adicionalmente, es importante recalcar la gran variedad de usos que tiene y la facilidad (o capacidad) de trabajar en conjunto con el acero y el hormigón, agregando siempre características de mejor habitabilidad, calidez e insonorización, especialmente cuando se trata de sistemas constructivos intensivos en madera, como el CLT.
Chile produce madera de clase mundial, la que prácticamente no se comercializa en forma local, sino que se exporta a países donde es más apreciada (tiene mejor precio) y demandada. No obstante, estamos en vías de generar incentivos, bajar las barreras y hacer su uso masivo en nuestras obras, especialmente en edificaciones residenciales, educacionales, de salud o bien edificios públicos. Con esto, se espera mejorar las condiciones de habitabilidad, disminuyendo a la vez la intensidad energética de las edificaciones, con lo que ahorramos energía y mejoramos la salud de los habitantes.
También es muy importante considerar los encadenamientos productivos que el uso de la madera genera: desde la producción de bosques, su cosecha, el aserrado, el secado, la producción de piezas estructurales, las remanufacturas, la carpintería, la fabricación industrializada de viviendas de madera y un largo, etc. Así, la industria de la madera debiese siempre desarrollarse con foco en la sustentabilidad social, económica y ambiental, como sello distintivo de este noble material.
