Por: Felipe Pavez Torrealba, jefe de carrera y profesor de la Escuela de Derecho de la Universidad Finis Terrae.
En el último tiempo se ha instalado la necesidad de integrar el derecho ambiental al urbanístico, con el objeto de entregar certeza a los titulares de proyectos, y con ello, garantizar la debida conservación del medio ambiente; pues por el motivo que fuera, ambas ramas del derecho, actúan por lo común de manera separada de un modo inconexo, llegando incluso a desconocerse mutuamente.
Lo anterior no hace más que presentar confusión a los titulares de proyectos, ya que siempre deben contar con permiso de edificación y no así con un permiso ambiental. La sugerencia para los titulares de un proyecto de edificación es presentar una consulta de pertinencia con posterioridad a la obtención de un permiso de edificación, pues es la única forma en que se pueden evitar enfrentamientos legales y conflictos con la comunidades aledañas o autoridades ambientales, ya que estas contingencias pueden retrasar, o incluso detener el desarrollo del proyecto, lo que se traduce en costos adicionales y pérdida de tiempo para las inmobiliarias.
Como ha quedado de manifiesto en la jurisprudencia de la Corte Suprema (rol 118-2018, considerando 8º, rol 2.1970-2021, considerando 7º; rol 49.869-2021, considerando 3º; rol 1.536-2022, considerando 4º; rol 95.910-2021 considerando 2º; rol 57.992-2021, considerando 8º; rol 129.273, considerando 9º.) Al contar con todos los permisos necesarios desde el inicio, las inmobiliarias pueden evitar estos problemas y garantizar una ejecución fluida de sus proyectos.
Por otro lado, el reciente sistema frontal ha reavivado la urgencia de esta integración, ya que también es esencial para gestionar y prevenir futuras situaciones de riesgo. Desde una perspectiva ecosistémica, tanto los humedales como las dunas han experimentado una intensa urbanización en las últimas dos décadas, lo que se vuelve insostenible con el tiempo.
Así, la evidencia científica ha demostrado que este impacto negativo en los ecosistemas individualizados contribuye al aumento de la erosión en las playas y elimina las barreras naturales que previenen eventos extremos. Dos ejemplos emblemáticos de esta problemática son el colapso del edificio Kandinsky en Viña del Mar, que fue construido sobre dunas de la zona y las inundaciones en las costas de Los Molles, en La Ligua, causadas por el relleno del humedal Estuario y la playa de Los Molles.
Finalmente, lo expuesto previamente nos lleva a reflexionar y nos plantea un desafío aún mayor al momento de integrar estas normas en el futuro, pues tenemos que considerar al momento de legislar que los ecosistemas son entidades complejas en cuanto a su composición, caracterizados por su dinamismo y, particularmente, en el caso de humedales, ríos y lagos; experimentan una constante evolución en su estado, por lo cual seguirán ocurriendo situaciones de riesgos si solamente contemplamos tecnicismos jurídicos al momento de gestionar el suelo.
Deja una respuesta